27/02/2017, 21:03
—¿Voces?— Dijo volteando a ver, solo para darse cuenta de cómo Ayame salió disparada como una flecha en dirección al ruido. —¡Oeh!— Se echó a correr tras ella.
La kunoichi resultó ser más rápida que él, por lo que tuvo que hacer esfuerzo en seguirla para no perderla entre las calles. Aunque era más fácil decirlo que hacerlo.
”Ahhg. No solo podrían necesitar ayuda, también podría ser peligroso.”
Algunos de los faroles empezaban a parpadear de forma intermitente y luego se normalizaban. Mientras el sonido los llevaba de regreso a las zonas linderas de construcción, donde algunas cintas indicaban que estaba prohibido el paso. Sin embargo, los murmullos se intensificaban a medida que se acercaban, empezando a distinguirse una conversación de forma más clara.
—Uno, dos, tres ¡Fuerza!
—¡No se mueve!
—¡Apresúrense, tenemos que rescatarlo antes que nos descubran!
Al llegar se encontrarían con un terreno semi baldío, donde ya se podían apreciar la estructura metálica que formaba el soporte de un futuro edificio. En las vallas que rodeaban el lugar, había varios graffitis pintarrajeados a lo largo y a lo ancho. Bastante frescos por cierto. Había algunas cuantas latas de aerosol tiradas, pero lo que más resaltaba era el grupo de 6 muchachos amontonados cerca de una pila de maderas, tratando de moverlas.
—¡Te dije que no tocaras nada!— Dijo un adolescente, cuyo cabello era dorado por un lado y negro por el otro. Aunque por el tono oscuro de sus cejas, se podía afirmar casi con certeza que este último era el natural. Sus ropas eran deportivas, además que portaba pulseras, anillos y collares de tonos plateados y dorados.
—¡Por el amor de Ame no Kami sáquenme de aquí! Casi no siento la pierna ya— Dijo un séptimo.
Este último se encontraba atrapado bajo una gran pila de tablas, los cuales a su vez estaban rodeados por algunas sogas. Toda la parte inferior de su cuerpo, desde la media cintura hasta abajo estaban cubiertas por los maderos. Cerca de ahí, se hallaba tirada una roldana. Si se apreciaba la polea que estaba pendiendo justo encima de aquel grupito, era fácil deducir lo que había pasado.
La kunoichi resultó ser más rápida que él, por lo que tuvo que hacer esfuerzo en seguirla para no perderla entre las calles. Aunque era más fácil decirlo que hacerlo.
”Ahhg. No solo podrían necesitar ayuda, también podría ser peligroso.”
Algunos de los faroles empezaban a parpadear de forma intermitente y luego se normalizaban. Mientras el sonido los llevaba de regreso a las zonas linderas de construcción, donde algunas cintas indicaban que estaba prohibido el paso. Sin embargo, los murmullos se intensificaban a medida que se acercaban, empezando a distinguirse una conversación de forma más clara.
—Uno, dos, tres ¡Fuerza!
—¡No se mueve!
—¡Apresúrense, tenemos que rescatarlo antes que nos descubran!
Al llegar se encontrarían con un terreno semi baldío, donde ya se podían apreciar la estructura metálica que formaba el soporte de un futuro edificio. En las vallas que rodeaban el lugar, había varios graffitis pintarrajeados a lo largo y a lo ancho. Bastante frescos por cierto. Había algunas cuantas latas de aerosol tiradas, pero lo que más resaltaba era el grupo de 6 muchachos amontonados cerca de una pila de maderas, tratando de moverlas.
—¡Te dije que no tocaras nada!— Dijo un adolescente, cuyo cabello era dorado por un lado y negro por el otro. Aunque por el tono oscuro de sus cejas, se podía afirmar casi con certeza que este último era el natural. Sus ropas eran deportivas, además que portaba pulseras, anillos y collares de tonos plateados y dorados.
—¡Por el amor de Ame no Kami sáquenme de aquí! Casi no siento la pierna ya— Dijo un séptimo.
Este último se encontraba atrapado bajo una gran pila de tablas, los cuales a su vez estaban rodeados por algunas sogas. Toda la parte inferior de su cuerpo, desde la media cintura hasta abajo estaban cubiertas por los maderos. Cerca de ahí, se hallaba tirada una roldana. Si se apreciaba la polea que estaba pendiendo justo encima de aquel grupito, era fácil deducir lo que había pasado.