28/02/2017, 02:06
La espera comenzaba a parecerle eterna, si no fuese por el reloj de pared Izumi hubiese jurado que el tiempo se había detenido en aquella estancia. Había escudriñado cada rincón del recibidor, casi que podría hacer un boceto de la misma con los ojos cerrados señalando la ubicación de cada objeto, arañazo e incluso mota de polvo. En situaciones normales, alguien con el temperamento de la Sanshoo hubiese acabado estallando, pero por suerte para ambas partes se encontraba ni más ni menos que en el edificio donde residía el hombre que más admiraba en la tierra y no pensaba dar un espectáculo a todas luces innecesario.
"Vamos Izumi... tomatelo como un ejercicio para ejercitar tu paciencia" se repetía una y otra vez de todas las maneras que se le ocurrían, pero era mirar hacia la recepcionista y sentir un odio irracional "¿Se habrá olvidado de mí la muy...?" era lo primero que se venía a su mente cuando la veía mover los papeles de un montón a otro "Vamos, ya queda menos que antes... eso seguro"
La peliverde se quedó parada frente a una ventana observando el exterior, tratando así de distraerse un poco. Tenía la sensación de que si seguía dando vueltas acabaría volviéndose loca. Aunque la terapia no resulto ser la mejor, pues el exterior se le antojaba ahora como un lugar maravilloso, lleno de cambios y donde el tiempo fluía... mientras ella estaba encerrada en aquella capsula del tiempo.
"El infierno debe ser algo como esto..." sin duda para alguien como ella, acostumbrada a que sus designios y deseos se viesen satisfechos a la orden aquello resultaba más que frustrante.
Por suerte, algo cambio en la sala de repente. El sonido de una puerta abriéndose se impuso al de el bolígrafo y los papeles de la recepcionista. Izumi se dio la vuelta como un resorte, ¿por fin había llegado el momento? Nada más lejos, al menos a primera vista. La kunoichi no pudo evitar torcer el gesto al ver a un tipo vestido con un maldito pijama en mitad de aquel majestuoso recibidor como si estuviese en el puto salón de su casa
"¿Pero esto que coño es?" se mordió el labio por no morder su lengua mientras contemplaba aquella surrealista escena, el hombre le entregó una taza con una extraña inscripción "¿Qué mierda es un lunes?" se rascó la sien tratando de encontrarle algún significado pero fue incapaz de lograrlo.
Tras entregar el café, el tipo ni corto ni perezoso se desperezo sin el más mínimo pudor ¡bostezo incluido!
"Esto empieza a acabar con mi paciencia" dejó escapar un suspiro tratando así de liberar la tensión contenida, mientras el tipo parecía marcharse como si nada "¿Otra vez a esperar?" sus emociones eran un carrusel, de la esperanza al odio y ahora al abatimiento total
—Por cierto, mi sobrino no va a venir hoy al final, al parecer ha pilado un buen catarro. Descanso un par de horitas mas y te relevo, ¿vale?
La cara de Izumi era un poema, uno apuntillado por el sonido de una puerta al cerrarse "No... puede ser que... no puede ser ese tipo al que llevo esperando toda la mañana..." ya no sabía si enfadarse, echarse a reír, llorar o escoger el suicidio como única salida digna
La recepcionista siguió a lo suyo, le dio un trago al café y como si la joven no estuviera en la sala
—¡Oh! ¡Cierto! —
"Vaya... se ha dado cuenta de que existo..." la joven la miro con la mirada de alguien que ya había perdido la fe en la vida
Al final no va a venir el chico, tendrás que apañartelas tu sola. ¿Te ves capaz?
La kunoichi entrecerró los ojos "Yo la mato..." respiró hondo, mientras evaluaba verdaderamente el asesinato "Aunque la verdad... lo único que quiero ahora mismo es salir de aquí..."
—Por mí como si esa misión es matar a un bijuu... démela— la joven se acercó al mostrador y cogió el pergamino sin mucho entusiasmo
La señora Fujiyama te dará mas información si lo necesitas. Que tengas un buen día.
—Eso espero...— murmuró la joven mientras se daba la vuelta lentamente y comenzaba a caminar mientras desenrollaba el pergamino —Buenos días...— se despidió la joven que ya empezaba a concentrarse para la lectura
"Con mi suerte seguro que me toca ir a una granja en el quinto pino a recoger mierda de vaca o algo así..." aunque la misión resultó ser algo distinta en contenido, le pareció tan interesante como su idea anterior "Bueno..." suspiro mientras guardaba el pergamino con el encargo en su portaobjetos "cuanto antes empiece, antes acabaré" abrió la puerta que daba a la calle y un viento primaveral la recibió "Por fin algo de alegría..."
Izumi comenzó a caminar tranquilamente mientras empezaba a planear su siguiente paso, debía dirigirse a los Arrozales del Silencio.
"Si mal no recuerdo, eso estaba lindando con el País del Rayo... si voy a pie me llevaría casi una semana llegar allí" la joven empezaba a darse cuenta de que a pesar de ser una simple misión de rango d tenía sus propias complicaciones "Si fuese hacia la costa y cogiese un barco, podría tardar algo menos... pero si no hubiese ningún barco cuando llegase la cosa podría alargarse un poco... además no se ahora mismo si adonde voy esta cerca o lejos de la costa" la peliverde se detuvo un instante mientras recuperaba el pergamino del interior de su portaobjetos. Lo reeleyo atentamente de nuevo buscando el lugar hacia donde debía dirigirse "Solo nombra la tienda... pero aquello debe ser bastante amplio..." dejó escapar un suspiro "Otra vez no..."
Contra su total voluntad, la joven desando el camino y se plantó de nuevo frente a la puerta del edificio del Morikage, abrió la puerta y volvió a entra al vestíbulo pero esta vez a toda prisa. Quería terminar aquello a toda prisa, así que prácticamente desde la mitad del vestíbulo ya iba hablando
—Disculpe, pero creo que se han olvidado un detalle importante— dijo la joven elevando la voz para que la oyesen mientras se acercaba hasta el mostrador —El pergamino no dice el nombre de la población donde se encuentra la tienda, así que no sé hacia donde debo dirigirme— la chica se detuvo frente al escritorio, esperando una respuesta para poder salir de allí volando
"Vamos Izumi... tomatelo como un ejercicio para ejercitar tu paciencia" se repetía una y otra vez de todas las maneras que se le ocurrían, pero era mirar hacia la recepcionista y sentir un odio irracional "¿Se habrá olvidado de mí la muy...?" era lo primero que se venía a su mente cuando la veía mover los papeles de un montón a otro "Vamos, ya queda menos que antes... eso seguro"
La peliverde se quedó parada frente a una ventana observando el exterior, tratando así de distraerse un poco. Tenía la sensación de que si seguía dando vueltas acabaría volviéndose loca. Aunque la terapia no resulto ser la mejor, pues el exterior se le antojaba ahora como un lugar maravilloso, lleno de cambios y donde el tiempo fluía... mientras ella estaba encerrada en aquella capsula del tiempo.
"El infierno debe ser algo como esto..." sin duda para alguien como ella, acostumbrada a que sus designios y deseos se viesen satisfechos a la orden aquello resultaba más que frustrante.
Por suerte, algo cambio en la sala de repente. El sonido de una puerta abriéndose se impuso al de el bolígrafo y los papeles de la recepcionista. Izumi se dio la vuelta como un resorte, ¿por fin había llegado el momento? Nada más lejos, al menos a primera vista. La kunoichi no pudo evitar torcer el gesto al ver a un tipo vestido con un maldito pijama en mitad de aquel majestuoso recibidor como si estuviese en el puto salón de su casa
"¿Pero esto que coño es?" se mordió el labio por no morder su lengua mientras contemplaba aquella surrealista escena, el hombre le entregó una taza con una extraña inscripción "¿Qué mierda es un lunes?" se rascó la sien tratando de encontrarle algún significado pero fue incapaz de lograrlo.
Tras entregar el café, el tipo ni corto ni perezoso se desperezo sin el más mínimo pudor ¡bostezo incluido!
"Esto empieza a acabar con mi paciencia" dejó escapar un suspiro tratando así de liberar la tensión contenida, mientras el tipo parecía marcharse como si nada "¿Otra vez a esperar?" sus emociones eran un carrusel, de la esperanza al odio y ahora al abatimiento total
—Por cierto, mi sobrino no va a venir hoy al final, al parecer ha pilado un buen catarro. Descanso un par de horitas mas y te relevo, ¿vale?
La cara de Izumi era un poema, uno apuntillado por el sonido de una puerta al cerrarse "No... puede ser que... no puede ser ese tipo al que llevo esperando toda la mañana..." ya no sabía si enfadarse, echarse a reír, llorar o escoger el suicidio como única salida digna
La recepcionista siguió a lo suyo, le dio un trago al café y como si la joven no estuviera en la sala
—¡Oh! ¡Cierto! —
"Vaya... se ha dado cuenta de que existo..." la joven la miro con la mirada de alguien que ya había perdido la fe en la vida
Al final no va a venir el chico, tendrás que apañartelas tu sola. ¿Te ves capaz?
La kunoichi entrecerró los ojos "Yo la mato..." respiró hondo, mientras evaluaba verdaderamente el asesinato "Aunque la verdad... lo único que quiero ahora mismo es salir de aquí..."
—Por mí como si esa misión es matar a un bijuu... démela— la joven se acercó al mostrador y cogió el pergamino sin mucho entusiasmo
La señora Fujiyama te dará mas información si lo necesitas. Que tengas un buen día.
—Eso espero...— murmuró la joven mientras se daba la vuelta lentamente y comenzaba a caminar mientras desenrollaba el pergamino —Buenos días...— se despidió la joven que ya empezaba a concentrarse para la lectura
"Con mi suerte seguro que me toca ir a una granja en el quinto pino a recoger mierda de vaca o algo así..." aunque la misión resultó ser algo distinta en contenido, le pareció tan interesante como su idea anterior "Bueno..." suspiro mientras guardaba el pergamino con el encargo en su portaobjetos "cuanto antes empiece, antes acabaré" abrió la puerta que daba a la calle y un viento primaveral la recibió "Por fin algo de alegría..."
Izumi comenzó a caminar tranquilamente mientras empezaba a planear su siguiente paso, debía dirigirse a los Arrozales del Silencio.
"Si mal no recuerdo, eso estaba lindando con el País del Rayo... si voy a pie me llevaría casi una semana llegar allí" la joven empezaba a darse cuenta de que a pesar de ser una simple misión de rango d tenía sus propias complicaciones "Si fuese hacia la costa y cogiese un barco, podría tardar algo menos... pero si no hubiese ningún barco cuando llegase la cosa podría alargarse un poco... además no se ahora mismo si adonde voy esta cerca o lejos de la costa" la peliverde se detuvo un instante mientras recuperaba el pergamino del interior de su portaobjetos. Lo reeleyo atentamente de nuevo buscando el lugar hacia donde debía dirigirse "Solo nombra la tienda... pero aquello debe ser bastante amplio..." dejó escapar un suspiro "Otra vez no..."
Contra su total voluntad, la joven desando el camino y se plantó de nuevo frente a la puerta del edificio del Morikage, abrió la puerta y volvió a entra al vestíbulo pero esta vez a toda prisa. Quería terminar aquello a toda prisa, así que prácticamente desde la mitad del vestíbulo ya iba hablando
—Disculpe, pero creo que se han olvidado un detalle importante— dijo la joven elevando la voz para que la oyesen mientras se acercaba hasta el mostrador —El pergamino no dice el nombre de la población donde se encuentra la tienda, así que no sé hacia donde debo dirigirme— la chica se detuvo frente al escritorio, esperando una respuesta para poder salir de allí volando