28/02/2017, 04:06
Para la chica, la información mas valiosa vino bastante tarde. Por suerte para ella, el empeño que puso en su carrera, así como en el elaborado itinerario tan improvisado, llegó a tiempo para poder ver cómo la caravana comenzaba a marchar. Ya habían terminado de cargar las mercancías, y no había marcha atrás. Sin embargo, el grito de la chica alertó al último de los conductores, que paró ipso facto el carruaje. El otro par sin embargo continuaron la marcha, no demasiado rápido.
—¡Venga sube al cesto, enana! ¡No tenemos todo el día! —Vociferó a todo pulmón el hombre.
Éste vestía unos harapos de campesino, una camisa verde sobre la cuál recaía un chaleco marrón, unos pantalones del mismo tono y una boina de tono parecido también. Era extremadamente delgado, con cabellera casi blanquecina, que acompañaba claramente a su avanzada edad. Su rostro se veía realmente curtido por el tiempo, quizás llegaba a las 5 decenas de años, quizás mas.
El carro por su parte estaba siendo guiado por cuatro ejemplares de caballo de color negro. La parte del cesto estaba conformada por una base de madera, una madera que asimilaba la apariencia de pino, mientras que el telar era de tono rojizo. Dentro, había una bancada en el lateral izquierdo, donde había una mujer agazapada a la esquina. Ésta mencionada vestía unas ropas parecidas a las del hombre que conducía el carromato, exceptuando que su camisa tenía una capucha que cubría su rostro casi al completo. Obviamente no llevaba boina. El resto de la cesta estaba cargada de enormes cajas, apenas había sitio para meter las piernas entre éstas y la bancada.
Una vez la chica hubo tomado "asiento", el carromato comenzaría de nuevo su marcha.
—¡Venga sube al cesto, enana! ¡No tenemos todo el día! —Vociferó a todo pulmón el hombre.
Éste vestía unos harapos de campesino, una camisa verde sobre la cuál recaía un chaleco marrón, unos pantalones del mismo tono y una boina de tono parecido también. Era extremadamente delgado, con cabellera casi blanquecina, que acompañaba claramente a su avanzada edad. Su rostro se veía realmente curtido por el tiempo, quizás llegaba a las 5 decenas de años, quizás mas.
El carro por su parte estaba siendo guiado por cuatro ejemplares de caballo de color negro. La parte del cesto estaba conformada por una base de madera, una madera que asimilaba la apariencia de pino, mientras que el telar era de tono rojizo. Dentro, había una bancada en el lateral izquierdo, donde había una mujer agazapada a la esquina. Ésta mencionada vestía unas ropas parecidas a las del hombre que conducía el carromato, exceptuando que su camisa tenía una capucha que cubría su rostro casi al completo. Obviamente no llevaba boina. El resto de la cesta estaba cargada de enormes cajas, apenas había sitio para meter las piernas entre éstas y la bancada.
Una vez la chica hubo tomado "asiento", el carromato comenzaría de nuevo su marcha.