28/02/2017, 15:01
Los carruajes empezaban a moverse cuando la joven pegó el grito, por suerte este fue escuchado y la última de las carretas se detuvo.
—¡Gracias!— alcanzó a decir la joven que al llegar al carro se dejó caer sobre él tratando de recobrar el aliento mientras el conductor la apremiaba. En otra situación, seguramente se hubiese ofendido y replicado... pero teniendo en cuenta de que acababa de cruzarse toda la maldita aldea de punta a punta prácticamente, que las piernas ya casi no le respondían y a la posibilidad de haber perdido el correcto funcionamiento de uno de sus pulmones, se limito a escalar como buenamente pudo.
El carro iba hasta arriba de cajas, apenas había espacio para una persona. Así que se limitó a meter las piernas y a posicionar el culo sobre la esquina trasera del carro, pues fue el lugar que le pareció más estable mientras pensaba otro sitio donde quedarse.
—¡Ya estoy dentro!— respondió la peliverde casi sin aliento, reparando por primera vez en el conductor que parecía ser un hombre bastante mayor al menos por su color de peleo, ataviado como los campesinos de los cuentos que su abuela le contaba cuando era pequeña.
Apenas comunicó que estaba abordo, cuando el carro comenzó a moverse. En un acto reflejo se agarro a la madera pues tuvo la sensación de que el cambio de inercia habría acabado con ella en el suelo
"Creo que lo mejor será ser agradecida, al fin y al cabo me están haciendo un favor bastante gordo" como decía su abuela <<De bien nacido es ser agradecido>>
—Muchas gracias por permitirme subir— dijo la joven ahora ya con voz normal, aunque cansada —Intentaré no causarle ninguna molestia—
—¡Gracias!— alcanzó a decir la joven que al llegar al carro se dejó caer sobre él tratando de recobrar el aliento mientras el conductor la apremiaba. En otra situación, seguramente se hubiese ofendido y replicado... pero teniendo en cuenta de que acababa de cruzarse toda la maldita aldea de punta a punta prácticamente, que las piernas ya casi no le respondían y a la posibilidad de haber perdido el correcto funcionamiento de uno de sus pulmones, se limito a escalar como buenamente pudo.
El carro iba hasta arriba de cajas, apenas había espacio para una persona. Así que se limitó a meter las piernas y a posicionar el culo sobre la esquina trasera del carro, pues fue el lugar que le pareció más estable mientras pensaba otro sitio donde quedarse.
—¡Ya estoy dentro!— respondió la peliverde casi sin aliento, reparando por primera vez en el conductor que parecía ser un hombre bastante mayor al menos por su color de peleo, ataviado como los campesinos de los cuentos que su abuela le contaba cuando era pequeña.
Apenas comunicó que estaba abordo, cuando el carro comenzó a moverse. En un acto reflejo se agarro a la madera pues tuvo la sensación de que el cambio de inercia habría acabado con ella en el suelo
"Creo que lo mejor será ser agradecida, al fin y al cabo me están haciendo un favor bastante gordo" como decía su abuela <<De bien nacido es ser agradecido>>
—Muchas gracias por permitirme subir— dijo la joven ahora ya con voz normal, aunque cansada —Intentaré no causarle ninguna molestia—