28/02/2017, 19:39
Tan pronto como la chica subió, el carromato comenzó a moverse, y por suerte la chica fue avispada y se agarró a la madera; de seguro hubiese acabado en el suelo de no hacerlo. Pese a que la altura no era demasiada, igual el golpe si que se lo habría llevado. Fuera como fuera, la chica tuvo el detalle de agradecer el favor que le hacían. La mujer que se escudaba en la esquina mas alejada, ladeó un poco el rostro, su mirada quedaba en la penumbra, pero sin duda se denotaba que la estaba observando. Sin embargo, no dejó escapar una sola palabra.
—Así me gusta pequeña, el silencio es un don. —Se jactó el hombre, con un tono aún mas seco que antes.
»Y la próxima vez no espero. Avisé con tiempo, y dejé bien claro que si los genin no llegaban a tiempo se quedaban en tierra. —El hombre inquirió que la pequeña había llegado tarde a sabiendas de las condiciones, aunque éste quizás no sabía que el mensaje no fue entregado a tiempo, de hecho fue casualidad que la kunoichi se enterase. Casualidad o no, aún contaban con un par de genin, eso parecía ser lo estipulado; pero solo había embarcado en el carromato una.
Entre tanto, la mujer del fondo volvió la mirada hacia las cajas, y quedó en silencio, sepulcral silencio. Los baches se sucedían, y la bancada se hacía sentir de todo menos cómoda. El viaje parecía venir bien movidito, y de todo menos acomodado.
—Así me gusta pequeña, el silencio es un don. —Se jactó el hombre, con un tono aún mas seco que antes.
»Y la próxima vez no espero. Avisé con tiempo, y dejé bien claro que si los genin no llegaban a tiempo se quedaban en tierra. —El hombre inquirió que la pequeña había llegado tarde a sabiendas de las condiciones, aunque éste quizás no sabía que el mensaje no fue entregado a tiempo, de hecho fue casualidad que la kunoichi se enterase. Casualidad o no, aún contaban con un par de genin, eso parecía ser lo estipulado; pero solo había embarcado en el carromato una.
Entre tanto, la mujer del fondo volvió la mirada hacia las cajas, y quedó en silencio, sepulcral silencio. Los baches se sucedían, y la bancada se hacía sentir de todo menos cómoda. El viaje parecía venir bien movidito, y de todo menos acomodado.