1/03/2017, 20:40
(Última modificación: 1/03/2017, 20:42 por Uchiha Akame.)
El jonin soltó una carcajada al ver cómo Ralexion se cuadraba, firme como una estaca. Se acercó al muchacho e inclinó ligeramente la espalda, lo suficiente para mirarle más de cerca. Sus gafas resbalaron ligeramente por el puente de la nariz, y el gennin pudo ver como dos orbes color avellana le atravesaban con la fijeza de un tirador experimentado.
—Ayudarme... —caviló un momento, y entonces su boca se curvó en una sonrisa ladeada que dejó ver un tímido resplandor—. Yo, nigga, ¡no estés tan tenso! —agregó el tipo, dándole un manotazo en el hombro.
Pese a la delgada complexión física del shinobi, que más parecía una rama de trigo negruzco, Ralexion pudo notar como aquella palmada cargada de camaradería casi le desconyutó el brazo. El jonin soltó otra carcajada, seca y ronca como la de un perro.
—¡Ralexion! Yo soy Inu Taidana, aunque mis homies me llaman Diamondog —agregó, con una amplia sonrisa que dejó al descubierto su dentadura grande y exquisitamente chapada en diamantes que relucían al Sol de Primavera—. Pues ahora que lo dices, sí que me vendría bien un fresh blood como tú ahora mismo.
Taidana —o Diamondog— caminó con paso errático y distraído hasta la baranda del puente, donde se apoyó con gesto extremadamente chulesco.
—¿Qué te parece, eh? Le echas un cable al menda y yo le hablo bien de tí a la Gran M.I.L.F., le digo que mi homie Ralexion es un tío enrollado, un tío bien legal, bla bla bla... —hizo un gesto cansado con la mano diestra—. Ya sabes, esas cosas que os molan a los pollitos recién salidos de la cadena de montaje. ¿Deal?
—Ayudarme... —caviló un momento, y entonces su boca se curvó en una sonrisa ladeada que dejó ver un tímido resplandor—. Yo, nigga, ¡no estés tan tenso! —agregó el tipo, dándole un manotazo en el hombro.
Pese a la delgada complexión física del shinobi, que más parecía una rama de trigo negruzco, Ralexion pudo notar como aquella palmada cargada de camaradería casi le desconyutó el brazo. El jonin soltó otra carcajada, seca y ronca como la de un perro.
—¡Ralexion! Yo soy Inu Taidana, aunque mis homies me llaman Diamondog —agregó, con una amplia sonrisa que dejó al descubierto su dentadura grande y exquisitamente chapada en diamantes que relucían al Sol de Primavera—. Pues ahora que lo dices, sí que me vendría bien un fresh blood como tú ahora mismo.
Taidana —o Diamondog— caminó con paso errático y distraído hasta la baranda del puente, donde se apoyó con gesto extremadamente chulesco.
—¿Qué te parece, eh? Le echas un cable al menda y yo le hablo bien de tí a la Gran M.I.L.F., le digo que mi homie Ralexion es un tío enrollado, un tío bien legal, bla bla bla... —hizo un gesto cansado con la mano diestra—. Ya sabes, esas cosas que os molan a los pollitos recién salidos de la cadena de montaje. ¿Deal?