3/03/2017, 01:33
Las formas de la mesera dejaban casi tanto que desear como su establecimiento. No sólo se atrevió a servir un bocadillo que podría haber matado por intoxicación alimentaria a cualquier cliente despistado, si no que encima tenia la poca vergüenza de atreverse a culpar a la chica de tiquismiquis.
—Po vale, perdone usté su majestá por no habe´le puesto la arfonbra roa...
O al menos eso es lo que la joven intuyó reconstruyendo las palabras de la dependienta con cierta dificultad, o bien se afanaba en destrozar el idioma o hablaba uno diferente. Tras su balbuceo, la tipa le dio un bocado al bocadillo que bien le podría haber arrancado un brazo a Izumi.
"Madre... " la joven no pudo evitar constreñir el rostro en una mueca de asco mientras se daba la vuelta con la esperanza de no tener que volver nunca más a aquel lugar "Por suerte vi como hacia el bocadillo..." apresuro el paso para abandonar el lugar "Al menos me ha quitado el hambre para un par de días... solo recordar ese retrete..." un escalofrío recorrió toda su espalda "me pongo mala" agarró el pomo de la puerta casi desesperada para abrir la puerta y respirar por fin el aire limpio de aquella pradera de caliza "Buff... que bien siente" frente a ella los conductores terminaban de dar de comer a los caballos mientras preparaban los carros para continuar la marcha
La kunoichi se aproximo a su carro, nada más llegar se aupó hábilmente a la parte trasera. Casi se muere del susto cuando vio a la chica que había en la esquina "Joder, me había olvidado de ella" se agarró in extremis a la parte trasera del carro para no caer por donde había subido "Vaya susto me ha dado joder..."
Ninguna de las dos chicas dijo nada, ella simplemente volvió a su postura habitual e Izumi a su "asiento", pero esta vez hubo algo raro. Al mover la cabeza, la extraña del rincón produjo un extraño sonido metálico que no supo identificar "Se ve que no es mi día... todo me pasa a mí... la mesera, la tía esta del rincón que me pone nerviosa..."dejó escapar un suspiro "sin olvidar el retrete y ese bocadillo..." la kunoichi se acurruco en entre un par de cajas, pegada al final del carro.
Unos minutos más tarde el carro empezaría a moverse, la kunoichi no tardaría mucho más en caer rendida ante el sueño. El día había sido largo, el cansancio había hecho mella y aquel rinconcito se estaba muy agustito. Así que la peliverde terminó dejándose ir en los brazos de morfeo
—Po vale, perdone usté su majestá por no habe´le puesto la arfonbra roa...
O al menos eso es lo que la joven intuyó reconstruyendo las palabras de la dependienta con cierta dificultad, o bien se afanaba en destrozar el idioma o hablaba uno diferente. Tras su balbuceo, la tipa le dio un bocado al bocadillo que bien le podría haber arrancado un brazo a Izumi.
"Madre... " la joven no pudo evitar constreñir el rostro en una mueca de asco mientras se daba la vuelta con la esperanza de no tener que volver nunca más a aquel lugar "Por suerte vi como hacia el bocadillo..." apresuro el paso para abandonar el lugar "Al menos me ha quitado el hambre para un par de días... solo recordar ese retrete..." un escalofrío recorrió toda su espalda "me pongo mala" agarró el pomo de la puerta casi desesperada para abrir la puerta y respirar por fin el aire limpio de aquella pradera de caliza "Buff... que bien siente" frente a ella los conductores terminaban de dar de comer a los caballos mientras preparaban los carros para continuar la marcha
La kunoichi se aproximo a su carro, nada más llegar se aupó hábilmente a la parte trasera. Casi se muere del susto cuando vio a la chica que había en la esquina "Joder, me había olvidado de ella" se agarró in extremis a la parte trasera del carro para no caer por donde había subido "Vaya susto me ha dado joder..."
Ninguna de las dos chicas dijo nada, ella simplemente volvió a su postura habitual e Izumi a su "asiento", pero esta vez hubo algo raro. Al mover la cabeza, la extraña del rincón produjo un extraño sonido metálico que no supo identificar "Se ve que no es mi día... todo me pasa a mí... la mesera, la tía esta del rincón que me pone nerviosa..."dejó escapar un suspiro "sin olvidar el retrete y ese bocadillo..." la kunoichi se acurruco en entre un par de cajas, pegada al final del carro.
Unos minutos más tarde el carro empezaría a moverse, la kunoichi no tardaría mucho más en caer rendida ante el sueño. El día había sido largo, el cansancio había hecho mella y aquel rinconcito se estaba muy agustito. Así que la peliverde terminó dejándose ir en los brazos de morfeo