4/03/2017, 16:25
Los chicos que agredían al tercero se detuvieron un momento, sobresaltados ante los gritos que había proferido Ralexion. Al fijarse más en ellos, el gennin pudo deducir que no tendrían más de ocho o nueve años. Vestían ropas típicas de ninjas, pero eran muy jóvenes y además no lucían la bandana de Uzushio en ninguna parte de su indumentaria.
Uno de ellos, el que había estado golpeando al agredido, le dirigió una mirada furibunda.
—¡Piérd...!
La voz se le congeló en la garganta y sus ojos pasaron a reflejar miedo cuando vio la placca del Remolino que llevaba Ralexion. Su compinche, que estaba de espaldas al gennin, le preguntó con verdadero desconocimiento.
—Eh, Takeshi-san, ¿qué pasa? —el tercer chico intentó liberarse, en vano, aprovechando la ocasión, y su captor no hizo sino apretar más la presa que mantenía alrededor de sus brazos—. Quieto, cabezahueca. Todavía no hemos terminado contigo... ¡Nos las vas a pagar todas hoy!
Uno de ellos, el que había estado golpeando al agredido, le dirigió una mirada furibunda.
—¡Piérd...!
La voz se le congeló en la garganta y sus ojos pasaron a reflejar miedo cuando vio la placca del Remolino que llevaba Ralexion. Su compinche, que estaba de espaldas al gennin, le preguntó con verdadero desconocimiento.
—Eh, Takeshi-san, ¿qué pasa? —el tercer chico intentó liberarse, en vano, aprovechando la ocasión, y su captor no hizo sino apretar más la presa que mantenía alrededor de sus brazos—. Quieto, cabezahueca. Todavía no hemos terminado contigo... ¡Nos las vas a pagar todas hoy!