4/03/2017, 18:04
Parecía que la víctima de esa paliza no estaba tan indefensa como podía parecer en primer lugar. Tras librarse de su agresor, el joven sacó algo del bolsillo que tiró al suelo. Después, un estallido de luz que tomó por sorpresa al Uzumaki y le llevó a cerrar los ojos con un quejido. Cuando el nivel lumínico del callejón retornó a la normalidad, solo quedaban los dos abusones.
—¡Que te calles! —exclamó al gordo— ¿Se puede saber por qué le estábais pegando a ese chaval?
Torció el gesto, visualmente molesto. Los dos muchachos parecían de lo más alicaídos, pero la severidad que el pelirrojo sentía en su estómago era demasiado fuerte como para sentir pena por ellos.
—¡Que te calles! —exclamó al gordo— ¿Se puede saber por qué le estábais pegando a ese chaval?
Torció el gesto, visualmente molesto. Los dos muchachos parecían de lo más alicaídos, pero la severidad que el pelirrojo sentía en su estómago era demasiado fuerte como para sentir pena por ellos.