6/03/2017, 21:32
Inflexible como una barra de acero —y dispuesto a patear a los chicos con la contundencia de una, si se pasaban de la raya— Ralexion impuso su ley en aquel callejón. Los dos chicos lo sabían, y tan pronto la escena los había convertido de abusones a abusados. El más delgado lloraba quejicosamente, mientras su compañero se frotaba los nudillos de la mano derecha, visiblemente hinchados.
—E-ese maldito de Senju Nobita... —balbuceó el gordito, echando la vista atrás como si temiese encontrarse allí mismo al nombrado—. Él... Él...
El chico apretó los puños y bajó la mirada.
—¡Estoy harto de él! Siempre nos molesta, se aprovecha de nosotros... —masculló, apretando los dientes—. Y como es el mejor en Ninjutsu, nadie quiere hacerle frente...
»¡Pero hoy le teníamos! Suneo-kun y yo le habíamos tendido una emboscada, íbamos a hacerle pagar por el sufrimiento que nos ha causado a nosotros y también a los otros chicos... —entonces sí alzo la mirada, cargada de resentimiento, hacia Ralexion—. Y tuviste que venir tú a fastidiarlo todo.
—¡Nos va a machacar! —aulló el otro, entre quejido y quejido.
—E-ese maldito de Senju Nobita... —balbuceó el gordito, echando la vista atrás como si temiese encontrarse allí mismo al nombrado—. Él... Él...
El chico apretó los puños y bajó la mirada.
—¡Estoy harto de él! Siempre nos molesta, se aprovecha de nosotros... —masculló, apretando los dientes—. Y como es el mejor en Ninjutsu, nadie quiere hacerle frente...
»¡Pero hoy le teníamos! Suneo-kun y yo le habíamos tendido una emboscada, íbamos a hacerle pagar por el sufrimiento que nos ha causado a nosotros y también a los otros chicos... —entonces sí alzo la mirada, cargada de resentimiento, hacia Ralexion—. Y tuviste que venir tú a fastidiarlo todo.
—¡Nos va a machacar! —aulló el otro, entre quejido y quejido.