9/03/2017, 20:22
Las andanzas del genin continuaron. En tal de llegar lo más rápido posible al estadio, tomó una de las calles principales, pero no tardó en arrepentirse de tal decisión. A esas horas la vía estaba más que concurrida, pero ya no le apetecía retroceder y volver a escabullirse por calles secundarias, así que se armó de valor e hizo de tripas corazón.
Se internó en la multitud como un aventurero que se abre camino en la selva. Pero no lo hizo tan bien como le habría gustado, pues se llevó un empujón en la retaguardia a manos de un joven de cabellos dorados.
—No te preocupes —le respondió, cordial, deseando escapar de ese maremoto de gente lo antes posible.
Continuó con su camino, pero instantes más tarde cayó en la cuenta de que lo que llevaba bajo el brazo ya no era el paquete que debía entregar. Se trataba de un jarrón.
—¡¿Ehhh?! —exclamó, incrédulo, sosteniendo el objeto con ambas manos.
¿Había sido aquel chico que le había placado? Maldijo por lo bajo. Volvió sobre sus pasos, tratando de encontrar al rubio. No se podía creer que le estuviera ocurriendo algo así.
Se internó en la multitud como un aventurero que se abre camino en la selva. Pero no lo hizo tan bien como le habría gustado, pues se llevó un empujón en la retaguardia a manos de un joven de cabellos dorados.
—No te preocupes —le respondió, cordial, deseando escapar de ese maremoto de gente lo antes posible.
Continuó con su camino, pero instantes más tarde cayó en la cuenta de que lo que llevaba bajo el brazo ya no era el paquete que debía entregar. Se trataba de un jarrón.
—¡¿Ehhh?! —exclamó, incrédulo, sosteniendo el objeto con ambas manos.
¿Había sido aquel chico que le había placado? Maldijo por lo bajo. Volvió sobre sus pasos, tratando de encontrar al rubio. No se podía creer que le estuviera ocurriendo algo así.