10/03/2017, 01:28
Alzó el rostro lo suficiente como para poder mirar a Daruu. Escuchó lo que este tenía que decir; incluso aunque no quisiera hacerlo, no podía moverse. Su historia era triste, pero Ralexion no comprendía en absoluto qué tenía que ver con él. Él se había limitado a practicar su capacidad de dibujo en su hueco favorito del bosque, era el Hyūga el que había irrumpido en el lugar y le había propinado un puñetazo sin venir a cuento.
—¿Y yo qué culpa tengo...? —le preguntó con voz rasposa.
Pero no recibiría respuesta. Por algún motivo, su interlocutor echó a correr de pronto, dejándolo malherido en mitad del bosque. El pelirrojo trató de levantarse una vez más, mas sus heridas insistían en mantenerlo incapacitado.
—Joder, necesito un poco de ayuda aquí... —se lamentó, hablando consigo mismo— Supongo que tendré que volver arrastrándome a Uzu... pero primero, descansaré un poco, creo que me lo he ganado.
Cerró los ojos, haciendo todo lo posible para ignorar el dolor, aunque se le hacía difícil.
—¿Y yo qué culpa tengo...? —le preguntó con voz rasposa.
Pero no recibiría respuesta. Por algún motivo, su interlocutor echó a correr de pronto, dejándolo malherido en mitad del bosque. El pelirrojo trató de levantarse una vez más, mas sus heridas insistían en mantenerlo incapacitado.
—Joder, necesito un poco de ayuda aquí... —se lamentó, hablando consigo mismo— Supongo que tendré que volver arrastrándome a Uzu... pero primero, descansaré un poco, creo que me lo he ganado.
Cerró los ojos, haciendo todo lo posible para ignorar el dolor, aunque se le hacía difícil.