19/03/2017, 15:51
Su pequeño movimiento pareció llamar la atención de Yota, quien no pudo resistirse a preguntarle a Juro acerca del contenido.
— Oye, tío, Jurete... ¿qué llevas ahí? —
Juro sonrió con amabilidad. Ya estaba acostumbrado a esa clase de preguntas. Quieras o no, llevar algo así llamaba la atención. Fuese a contestar o no, no tuvo ocasión. La mujer, ya impaciente por empezar, evitó que Juro tuviese que hablar, calmando al joven genin.
— Yota, Yota... No seas impaciente, todo a su debido tiempo. No hemos venido aquí a saber que lleva Juro en ese fardo
La mujer cambió de posición, alzándose entre los demás sobre la piedra con una sonrisa, mientras comentaba acerca de como ellos le recordaban a sus tiempos de genin. Juro sonrió al verla evadirse levemente. Aunque fuese una sensación extraña, él también quería ser así en un futuro: tener bonitos recuerdos, con suficiente fuerza como para volver a ellos, muchos años más adelante. Aun así, su rostro cambió rápidamente y volvió a su tono normal.
— Primero me gustaría que nos conociéramos todos un poco. Imaginémonos que no nos conocemos de nada, o de muy poquito. Os voy a dar la palabra, uno por uno y os vais a presentar a los demás. Ya sabéis, vuestro nombre y esas cosas. contad lo que os parezca oportuno. O no, espera. Se me ha ocurrido algo mejor. Nos presentaremos y vamos a decir por qué quisimos ser ninjas. Venga, empiezas tu Izumi. Luego hablará Juro y por último Yota. ¡Qué emoción! ¿A que si, chicos?
Juro tuvo la impresión de que se pondría a saltar de alegría en cualquier momento. Esa mujer realmente parecía un torbellino emocional. Era muy diferente a Katsue y a Furui. O a nadie que hubiese visto antes.
La chica pelirrosa, a su lado, fue la primera en comenzar.
—Me llamo Izumi, heredera del clan Sanshōo. Mis abuelos me inscribieron en la academia para que me convirtiese en una shinobi especialista en Iryō-Nin, al igual que el resto de los miembros de mi clan. Aunque no es algo en lo que destaque o disfrute. Así que en la Academia me especialice en en Taijutsu y Kenjutsu, puesto que mi objetivo como kunoichi no es ser médico si no...Me gustaría... ser guardaespaldas personal de Morikage-sama—
Juro escuchó hasta el final, con una pequeña sonrisa, que se fue acrecentando cuando la joven contaba sus ideales. No como burla, claro esta. Antes había parecido estar hecha de piedra. Pero ahora, su rubor y la vida que denotaba era más que notable. También así pudo entender cuando se referia a los Sanshōo, y que esta era especialista en Iryō-Nin, aunque sus habilidades alcanzaban más ramas. Una mujer versátil, parecía ser.
"Me toca, me toca"
Juro se aclaró la garganta, mientras ponía la manta en sus rodillas, consciente de que sería necesaria.
— Soy Eikyu Juro. Mi familia no es tan relevante ni conocida, pero eso nunca me ha importado realmente. Provengo de un linaje de antiguos marionetistas. Con permiso... — Para demostrarlo, y ya de paso, saciar la curiosidad de sus compañeros, desenvolvió con cuidado la manta, revelando una pequeña marioneta de madera, que le llegaría hasta la cintura, si este estuviese de pie. Esta llevaba una capa morada en sus hombros, y tenía el pelo pintado de negro —. Esta es mi marioneta, Gen. Mi familia es experta en la construcción de cosas como esta y su manejo en la batalla.
Hizo una pausa para respirar. Ante la mirada de todos, posó la mano derecha, disimuladamente, sobre la espalda de Gen, clavando sus hilos de chakra en él. Este se irguió, como si hubiese cobrado vida propia, aunque se podían ver perfectamente los hilos de chakra azulados que había en su espalda, desde el angulo adecuado. Este miró hacia su sensei, y dejó caer su cabeza, como si hiciese una reverencia hacia ella. Después, se giró y miró a Izumi, y levantó la mano derecha, como saludo. Hizo lo mismo con Yota, elevando las dos manos.
— Gen es muy juguetón — bromeó Juro, antes de ponerse serio otra vez —. Mi abuela me instruyó en el arte de las marionetas, y aprendí desde niño. Pero las razones de que yo quiera serlo... mi único deseo era continuar con el linaje de mi familia, y seguir los pasos de mi madre. Por eso seguía aprendiendo las disciplinas ninja, en lugar de trabajar en la tienda que tiene mi hermana, aquí en la aldea. Y ese deseo aún sigue siendo mi motor para seguir adelante. Es lo que me motiva a seguir.
Mientras mencionaba a su madre, su voz adquirió un tono melancólico. Deshizo el jutsu y se abrazó levemente a Gen, una vez hubo desnudado su corazón.
— Oye, tío, Jurete... ¿qué llevas ahí? —
Juro sonrió con amabilidad. Ya estaba acostumbrado a esa clase de preguntas. Quieras o no, llevar algo así llamaba la atención. Fuese a contestar o no, no tuvo ocasión. La mujer, ya impaciente por empezar, evitó que Juro tuviese que hablar, calmando al joven genin.
— Yota, Yota... No seas impaciente, todo a su debido tiempo. No hemos venido aquí a saber que lleva Juro en ese fardo
La mujer cambió de posición, alzándose entre los demás sobre la piedra con una sonrisa, mientras comentaba acerca de como ellos le recordaban a sus tiempos de genin. Juro sonrió al verla evadirse levemente. Aunque fuese una sensación extraña, él también quería ser así en un futuro: tener bonitos recuerdos, con suficiente fuerza como para volver a ellos, muchos años más adelante. Aun así, su rostro cambió rápidamente y volvió a su tono normal.
— Primero me gustaría que nos conociéramos todos un poco. Imaginémonos que no nos conocemos de nada, o de muy poquito. Os voy a dar la palabra, uno por uno y os vais a presentar a los demás. Ya sabéis, vuestro nombre y esas cosas. contad lo que os parezca oportuno. O no, espera. Se me ha ocurrido algo mejor. Nos presentaremos y vamos a decir por qué quisimos ser ninjas. Venga, empiezas tu Izumi. Luego hablará Juro y por último Yota. ¡Qué emoción! ¿A que si, chicos?
Juro tuvo la impresión de que se pondría a saltar de alegría en cualquier momento. Esa mujer realmente parecía un torbellino emocional. Era muy diferente a Katsue y a Furui. O a nadie que hubiese visto antes.
La chica pelirrosa, a su lado, fue la primera en comenzar.
—Me llamo Izumi, heredera del clan Sanshōo. Mis abuelos me inscribieron en la academia para que me convirtiese en una shinobi especialista en Iryō-Nin, al igual que el resto de los miembros de mi clan. Aunque no es algo en lo que destaque o disfrute. Así que en la Academia me especialice en en Taijutsu y Kenjutsu, puesto que mi objetivo como kunoichi no es ser médico si no...Me gustaría... ser guardaespaldas personal de Morikage-sama—
Juro escuchó hasta el final, con una pequeña sonrisa, que se fue acrecentando cuando la joven contaba sus ideales. No como burla, claro esta. Antes había parecido estar hecha de piedra. Pero ahora, su rubor y la vida que denotaba era más que notable. También así pudo entender cuando se referia a los Sanshōo, y que esta era especialista en Iryō-Nin, aunque sus habilidades alcanzaban más ramas. Una mujer versátil, parecía ser.
"Me toca, me toca"
Juro se aclaró la garganta, mientras ponía la manta en sus rodillas, consciente de que sería necesaria.
— Soy Eikyu Juro. Mi familia no es tan relevante ni conocida, pero eso nunca me ha importado realmente. Provengo de un linaje de antiguos marionetistas. Con permiso... — Para demostrarlo, y ya de paso, saciar la curiosidad de sus compañeros, desenvolvió con cuidado la manta, revelando una pequeña marioneta de madera, que le llegaría hasta la cintura, si este estuviese de pie. Esta llevaba una capa morada en sus hombros, y tenía el pelo pintado de negro —. Esta es mi marioneta, Gen. Mi familia es experta en la construcción de cosas como esta y su manejo en la batalla.
Hizo una pausa para respirar. Ante la mirada de todos, posó la mano derecha, disimuladamente, sobre la espalda de Gen, clavando sus hilos de chakra en él. Este se irguió, como si hubiese cobrado vida propia, aunque se podían ver perfectamente los hilos de chakra azulados que había en su espalda, desde el angulo adecuado. Este miró hacia su sensei, y dejó caer su cabeza, como si hiciese una reverencia hacia ella. Después, se giró y miró a Izumi, y levantó la mano derecha, como saludo. Hizo lo mismo con Yota, elevando las dos manos.
— Gen es muy juguetón — bromeó Juro, antes de ponerse serio otra vez —. Mi abuela me instruyó en el arte de las marionetas, y aprendí desde niño. Pero las razones de que yo quiera serlo... mi único deseo era continuar con el linaje de mi familia, y seguir los pasos de mi madre. Por eso seguía aprendiendo las disciplinas ninja, en lugar de trabajar en la tienda que tiene mi hermana, aquí en la aldea. Y ese deseo aún sigue siendo mi motor para seguir adelante. Es lo que me motiva a seguir.
Mientras mencionaba a su madre, su voz adquirió un tono melancólico. Deshizo el jutsu y se abrazó levemente a Gen, una vez hubo desnudado su corazón.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60