20/03/2017, 21:30
(Última modificación: 20/03/2017, 21:31 por Uchiha Akame.)
La muchacha entrecerró los ojos con gesto ofuscado cuando vio como Ralexion cargaba contra ella. Desde el primer momento había esperado no tener que llegar a aquel extremo; pero el estrepitoso fracaso de Raruto —que ella debía haber previsto— y la terquedad de aquel gennin pelirrojo la habían llevado directa hasta aquel punto. El final de la línea.
Su brazo izquierdo se apretó contra el pecho, aferrando con más fuerza el misterioso paquete mientras agitaba el derecho con fuerza. De la manga de su camisa salió disparado un kunai que aferró con fuerza en su mano diestra.
—¡Venga, machirulo opresor!
Ralexion lanzó un tajo con su baikunai y Plum lo bloqueó haciendo uso de su propio acero. No tenía tanta técnica como el Uzumaki, pero sus fuerzas estaban parejas. Saltaron chispas cuando Plum deslizó la hoja de su kunai para destrabar las armas y alejarse, retrocediendo con un par de brincos.
—¡Estás loco! ¿Es que quieres matarme? —voceó, recuperando el aliento—. ¡Heteropatriarca, vas a ver de lo que es capaz una seguidora de la senda violeta!
Llena de furia y miedo a partes iguales, Plum dejó el paquete en el suelo, detrás suya, y luego lanzó el kunai directo hacia Ralexion con un movimiento de su brazo derecho. Rápidamente sus manos se entrelazaron en una secuencia de sellos que culminó con un anuncio lapidario.
—¡Katon! ¡Goukakyuu no Jutsu!
La kunoichi se llevó una mano a los labios, y de su boca emergió un torrente de llamas que cubrió el ancho del callejón en casi toda su amplitud y se dispersó hacia delante, como una marea de fuego, buscando al gennin pelirrojo.
Su brazo izquierdo se apretó contra el pecho, aferrando con más fuerza el misterioso paquete mientras agitaba el derecho con fuerza. De la manga de su camisa salió disparado un kunai que aferró con fuerza en su mano diestra.
—¡Venga, machirulo opresor!
Ralexion lanzó un tajo con su baikunai y Plum lo bloqueó haciendo uso de su propio acero. No tenía tanta técnica como el Uzumaki, pero sus fuerzas estaban parejas. Saltaron chispas cuando Plum deslizó la hoja de su kunai para destrabar las armas y alejarse, retrocediendo con un par de brincos.
—¡Estás loco! ¿Es que quieres matarme? —voceó, recuperando el aliento—. ¡Heteropatriarca, vas a ver de lo que es capaz una seguidora de la senda violeta!
Llena de furia y miedo a partes iguales, Plum dejó el paquete en el suelo, detrás suya, y luego lanzó el kunai directo hacia Ralexion con un movimiento de su brazo derecho. Rápidamente sus manos se entrelazaron en una secuencia de sellos que culminó con un anuncio lapidario.
—¡Katon! ¡Goukakyuu no Jutsu!
La kunoichi se llevó una mano a los labios, y de su boca emergió un torrente de llamas que cubrió el ancho del callejón en casi toda su amplitud y se dispersó hacia delante, como una marea de fuego, buscando al gennin pelirrojo.