21/03/2017, 20:13
—¿Mejor perspectiva que la muerte? —casi escupió Haskoz. Pink notaba el desprecio en su voz a kilómetros, y aún así se mantuvo firme, sólo entrecerrando los ojos, y esperando—... Lo es. Pero veo una serie de... complicaciones. Verá, aprecio mucho su buena voluntad, y ni muchísimo menos pretendo faltarle al respeto, pero... ¿Relacionarme con la familia de aquellos que he matado? ¿En serio? Que quiere, ¿que me presente cada fin de semana frente a la mujer e hija de aquellos a los que asesiné para tomar el té? Esto es.
—Tu pago.
—Es...
—Tu penitencia.
—Es...
—Tu castigo.
—Es...
Pink miró a la derecha. Sonrió, y se alejó por el pasillo, después de asentir a otros pasos que se acercaban hacia la celda.
—Es tu deber como honorable shinobi de Uzushiogakure. Lo harás.
Una mujer de cabello largo, liso y de un rojo intenso se había sentado en la silla en la que hasta hace unos minutos había estado Pink. Había cruzado una pierna sobre la otra bajo su túnica blanca de Uzukage, y lo miraba con sus ojos violetas desde arriba, con la barbilla muy alta.
Uzumaki Shiona estaba muy imponente aquél día.