24/03/2017, 22:21
La chica no tardó en preguntar de nuevo acerca del funcionamiento de la técnica que permitía patinar a la pelirroja. En ésta ocasión, la pregunta era mas que evidente en cuanto a respuesta. Aunque quizás la manera de formularla había sido un tanto rara. La pelirroja no tendría que desvelarse noches seguidas en pos de contestar, lo cual era todo un alivio.
—Si, supongo que si... Es como cuando caminas sobre el agua, pero dándole mayor densidad, para evitar el roce.
Para cuando la pelirroja era la que alzaba el saco de preguntas, comenzó un pequeño monólogo. Sin duda, explicar algo así de complejo había de ser difícil, sin lugar a dudas. Realmente, ese detalle era esclarecido a cada palabra que la rubia soltaba. Según la pelirroja iba entendiendo, podía leer la mente a gusto, pero era cuestión de tiempo y conciencia, pues al parecer no era algo sencillo de entender. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la chica recalcó que era una habilidad realmente destacada a la hora de realizar una misión en la que el silencio fuese primordial. Razón no le faltaba, eso estaba claro. Lo que si que destacó fue el último motivo que propuso, al parecer era capaz de transmigrar la habilidad a un segundo sujeto si mantenía la mano sobre su mente.
«¿Será eso, o que me quiere sacar alguna información...? ¿Acaso sabrá lo de que no puedo morir...?»
La chica realmente estaba algo paranoide, como si recién hubiese visto una película de conspiraciones mundiales, pero realmente no era para menos. ¿Quién mas era capaz de cortarse las venas o punzarse el corazón y poder echarse unas risas al día siguiente? No era cosa a pasar por alto, su don podía ser bien codiciado.
—Umm... suena... interesante.
«No me fío...»
»Pero... ¿No consideras un poco descortés, y casi rozando la violación, el meterte en cabeza ajena? Quiero decir... puedes oír cosas que no deben ser oídas...
Y ahí, su pregunta, empleada como un arma de doble filo para quien la empuña.
—Si, supongo que si... Es como cuando caminas sobre el agua, pero dándole mayor densidad, para evitar el roce.
Para cuando la pelirroja era la que alzaba el saco de preguntas, comenzó un pequeño monólogo. Sin duda, explicar algo así de complejo había de ser difícil, sin lugar a dudas. Realmente, ese detalle era esclarecido a cada palabra que la rubia soltaba. Según la pelirroja iba entendiendo, podía leer la mente a gusto, pero era cuestión de tiempo y conciencia, pues al parecer no era algo sencillo de entender. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la chica recalcó que era una habilidad realmente destacada a la hora de realizar una misión en la que el silencio fuese primordial. Razón no le faltaba, eso estaba claro. Lo que si que destacó fue el último motivo que propuso, al parecer era capaz de transmigrar la habilidad a un segundo sujeto si mantenía la mano sobre su mente.
«¿Será eso, o que me quiere sacar alguna información...? ¿Acaso sabrá lo de que no puedo morir...?»
La chica realmente estaba algo paranoide, como si recién hubiese visto una película de conspiraciones mundiales, pero realmente no era para menos. ¿Quién mas era capaz de cortarse las venas o punzarse el corazón y poder echarse unas risas al día siguiente? No era cosa a pasar por alto, su don podía ser bien codiciado.
—Umm... suena... interesante.
«No me fío...»
»Pero... ¿No consideras un poco descortés, y casi rozando la violación, el meterte en cabeza ajena? Quiero decir... puedes oír cosas que no deben ser oídas...
Y ahí, su pregunta, empleada como un arma de doble filo para quien la empuña.