16/06/2015, 22:22
El Yotsuki continuó con su ardua tarea, pese a que el arroz era exquisito, luchar contra ese plato gigantesco era un verdadero desafío. Normalmente el chico nunca se dejaba nada en el plato, era una costumbre suya, y en ésta ocasión casi se veía sin oportunidad a completar. De hecho, si llegase a mas de la mitad, ya sería todo un logro. Comía y comía, pero no por ello frenéticamente y a lo loco, disfrutaba del sabor. Eso si, apenas se tomaba demasiado descanso, pues el arroz frío no está igual de bueno que recién sacado de la olla.
Hubo un momento en que paró para comentarle a su improvisto compañero sobre la ingente cantidad de comida, pero éste actuó de una manera tosca y rara. Al menos para ver del Yotsuki. Ni tan siquiera se dignó a contestarle, simplemente siguió comiendo. Acto reflejo, el rostro del rubio presentó un descarado disgusto. La reacción del peliblanco no le gustó para nada. Cuando te hablan, lo mínimo que puedes hacer es contestar, bases del respeto y el ser humano. El lenguaje es de las pocas cosas que diferencian a un humano de un animal.
"¿Y a éste tío que leches le pasa ahora...?"
Sin mas, dejó caer un suspiro, volvió su mirada a su bol, y continuó comiendo. No era de los que se achantan pronto ante un desafío, y antes que un desafío, acabar con ese plato era cosa de costumbre... su manera de ser. No podía evitarlo, había de terminarlo, aunque explotase a consecuencia de ello.
— Vaya... ésto es interminable... — Se dijo a si mismo casi a susurro.
Sus ojos se mantenían en el bol, hincados en éste como un halcón hinca sus ojos en su presa. Tras un pequeño descanso, atacó de nuevo. Comía y comía, como un auténtico Hooligan bebe cerveza... salvo que en su tarea, era verdaderamente difícil. ¿Qué dirían los gigantes si se dejaba algo de comida? ¿Se enfadarían?
Fuere como fuere, el chico iba a morir antes de fallar en su misión. No pensaba dejar en el plato ni un solo grano de arroz, y tampoco una sola brizna de pescado. Había de comérselo todo.
Hubo un momento en que paró para comentarle a su improvisto compañero sobre la ingente cantidad de comida, pero éste actuó de una manera tosca y rara. Al menos para ver del Yotsuki. Ni tan siquiera se dignó a contestarle, simplemente siguió comiendo. Acto reflejo, el rostro del rubio presentó un descarado disgusto. La reacción del peliblanco no le gustó para nada. Cuando te hablan, lo mínimo que puedes hacer es contestar, bases del respeto y el ser humano. El lenguaje es de las pocas cosas que diferencian a un humano de un animal.
"¿Y a éste tío que leches le pasa ahora...?"
Sin mas, dejó caer un suspiro, volvió su mirada a su bol, y continuó comiendo. No era de los que se achantan pronto ante un desafío, y antes que un desafío, acabar con ese plato era cosa de costumbre... su manera de ser. No podía evitarlo, había de terminarlo, aunque explotase a consecuencia de ello.
— Vaya... ésto es interminable... — Se dijo a si mismo casi a susurro.
Sus ojos se mantenían en el bol, hincados en éste como un halcón hinca sus ojos en su presa. Tras un pequeño descanso, atacó de nuevo. Comía y comía, como un auténtico Hooligan bebe cerveza... salvo que en su tarea, era verdaderamente difícil. ¿Qué dirían los gigantes si se dejaba algo de comida? ¿Se enfadarían?
Fuere como fuere, el chico iba a morir antes de fallar en su misión. No pensaba dejar en el plato ni un solo grano de arroz, y tampoco una sola brizna de pescado. Había de comérselo todo.