28/03/2017, 20:57
Reika inquirió que ahora entendía un poco mejor el funcionamiento de la técnica, mas o menos. Realmente no es que fuese algo difícil de entender, mas bien si lo era de controlar, quizás por el hecho de la falta de práctica. Fuere como fuere, la práctica y el continuo uso eran las únicas salidas del embrollo. Los sutiles y suaves deslizamientos en principio no iban a servir para mucho mas que para algo estético, pero a saber si en un futuro hallaba algo mas aparte de eso.
Para cuando la pelirroja preguntó si no le parecía incorrecto andar por cabezas ajenas, la rubia rápidamente negó el hacerlo. Según argumentó, no solía hacerlo, y ahora estaban hablando por palabras por ese mismo hecho. Éste importante detalle hizo pensar a la pelirroja que entonces quizás había un requisito, un sello, o una situación especial para su uso. Pero ésto era algo que estaba fuera de su alcance preguntar... ¿Quién en su sano juicio revelaría los puntos flacos de sus habilidades?
—Umm... entiendo. —Zanjó la pelirroja.
Fue entonces que la rubia comenzó a dar un hipotético caso en que su habilidad era útil. Al parecer, su clan era especialista en evitar torturas a la hora de sacar información del enemigo. Pero... seguían siendo unos violadores de mentes. Quizás en ese caso concreto estarían algo mas perdonados, pero entrar en los pensamientos de una persona era algo inverosímil, al menos a idea de la inmortal.
—La verdad, a mi no tienes que convencerme. —Inquirió la Watasashi. —Sigo viéndola algo... algo... obscena y ruda. Es una invasión de la privacidad de los pensamientos, y justificada o no, no creo que esté bien. Lo siento mucho, pero es lo que pienso acerca del tema.
¿Por qué esconder la verdad si al parecer podía sacarla a la fuerza? El mundo shinobi era una auténtica caja de sorpresas, nunca sabes qué te puedes encontrar, o bajo qué apariencia.
Para cuando la pelirroja preguntó si no le parecía incorrecto andar por cabezas ajenas, la rubia rápidamente negó el hacerlo. Según argumentó, no solía hacerlo, y ahora estaban hablando por palabras por ese mismo hecho. Éste importante detalle hizo pensar a la pelirroja que entonces quizás había un requisito, un sello, o una situación especial para su uso. Pero ésto era algo que estaba fuera de su alcance preguntar... ¿Quién en su sano juicio revelaría los puntos flacos de sus habilidades?
—Umm... entiendo. —Zanjó la pelirroja.
Fue entonces que la rubia comenzó a dar un hipotético caso en que su habilidad era útil. Al parecer, su clan era especialista en evitar torturas a la hora de sacar información del enemigo. Pero... seguían siendo unos violadores de mentes. Quizás en ese caso concreto estarían algo mas perdonados, pero entrar en los pensamientos de una persona era algo inverosímil, al menos a idea de la inmortal.
—La verdad, a mi no tienes que convencerme. —Inquirió la Watasashi. —Sigo viéndola algo... algo... obscena y ruda. Es una invasión de la privacidad de los pensamientos, y justificada o no, no creo que esté bien. Lo siento mucho, pero es lo que pienso acerca del tema.
¿Por qué esconder la verdad si al parecer podía sacarla a la fuerza? El mundo shinobi era una auténtica caja de sorpresas, nunca sabes qué te puedes encontrar, o bajo qué apariencia.