28/03/2017, 23:04
Aquella inmutable mujer, volvió a carraspear mientras parecía valorar la respuesta de que la kunoichi le había dado. Sin duda está mujer podía haber sido familia de la Sra Yamaguchi, la mujer que se encargaba de enseñarle protocolo y buenos modales desde pequeña. Ese aire de superioridad, esa manera de valorar cada movimiento, palabra o expresión de la joven... "Me pone de los nervios..." era una de las cosas que más odiaba en este mundo, para juzgar ya estaba ella que para eso era la heredera del clan Sanshoo
—Está bien, confiaré en tu palabra, kunoichi. — no sabía muy bien si lo había dicho porque de verdad confiase en ella o bien, porque no le quedaba más remedio vista la situación —Sígueme, no hay tiempo que perder. tras aquel intenso interrogatorio, ahora tenía prisa la muy...
"No me jodas" la mujer le había dicho que tenía prisa, pero por su forma de andar parecía todo lo contrario. Es más, es que se recreaba en cada paso que daba "He visto modelos que se pavoneaban menos que esta mujer..." Izumi la siguió de cerca, conteniendo el paso pues hasta su paso más lento era bastante más rápido que el de aquella estirada señora.
Por fin llegaron hasta la puerta, casi habían tardado lo mismo que ella en llegar hasta la tienda. La mujer abrió la puerta y la sostuvo para que Izumi entrase "Al menos tiene cierta consideración..."
—Gracias— no había que olvidar los modales y menos con aquella señora
Una vez se encontraba dentro, la joven pudo apreciar que aquella tienda era mucho más grande aún de lo que parecía por fuera. Además, al contrario que la posada de la prima del carretero, aquel lugar estaba cuidado hasta el más mínimo detalle. Las vidrieras del techo estaban impolutas, dejando pasar la luz tan clara como el día. Estantes de madera blanca se superponían por todo el espacio, detrás de cuatro cajas perfectamente alineadas que separaban la entrada de la tienda. A la derecha pudo divisar una hilera de refrigeradores pegados a la pared, mientras que al fondo a la derecha una escalera de caracol que ascendía hasta la siguiente planta.
La kunoichi escuchó como la mujer cerraba la puerta tras de sí antes de dirigirse a ella de nuevo
—Ésta es la tarea. Como podrás ver, esas estanterías centrales están totalmente vacías. —Señaló los estantes centrales. —En el piso de arriba está la mayoría de la mercancía, debes ir mirando qué debes colocar en cada lugar de los estantes, y aprovisionarlos. En los estantes hay pegatinas que nombran los productos y sus precios, fíjate en ellas y tráelos.
Prestó toda su atención a la explicación de la mujer, no quería cometer ningún error ahora que se había comprometido a hacer ella el trabajo de dos. No podía fallar, tenía que salir todo perfecto, no sólo estaba en juego su misión si no la reputación de Kusagakure y por ende, la de Kenzou-sama
—Aquí tienes la llave del almacén.
La chica cogió el llavero, echándole un rápido vistazo a las pegatinas que señalaban al cerrojo al cual pertenecían cada uno. Aunque lo que le llamó la atención, fue precisamente la única que no tenía nombre en todo el conjunto "¿Qué raro?" por la personalidad que había detectado en aquella mujer, Izumi intuía que no era de esas personas que dejasen algo sin hacer o al azar. Aquella llave no tenía nombre por algo, aunque tenía que admitir que la curiosidad le picaba... tenía una misión que cumplir y no tenía que distraerse. Quizás, durante el día de trabajo recibiese la respuesta.
—Entendido señora— la chica se puso en marcha al instante, lo primero que hizo fue cruzar la línea de cajas hasta los estantes que se encontraban vacíos para leer las etiquetas y saber así los productos que debía de sacar del almacén. Así que sin más, puso rumbo hasta el lugar y en poco más de un par de zancadas se encontraba intentado leer las etiquetas
—Está bien, confiaré en tu palabra, kunoichi. — no sabía muy bien si lo había dicho porque de verdad confiase en ella o bien, porque no le quedaba más remedio vista la situación —Sígueme, no hay tiempo que perder. tras aquel intenso interrogatorio, ahora tenía prisa la muy...
"No me jodas" la mujer le había dicho que tenía prisa, pero por su forma de andar parecía todo lo contrario. Es más, es que se recreaba en cada paso que daba "He visto modelos que se pavoneaban menos que esta mujer..." Izumi la siguió de cerca, conteniendo el paso pues hasta su paso más lento era bastante más rápido que el de aquella estirada señora.
Por fin llegaron hasta la puerta, casi habían tardado lo mismo que ella en llegar hasta la tienda. La mujer abrió la puerta y la sostuvo para que Izumi entrase "Al menos tiene cierta consideración..."
—Gracias— no había que olvidar los modales y menos con aquella señora
Una vez se encontraba dentro, la joven pudo apreciar que aquella tienda era mucho más grande aún de lo que parecía por fuera. Además, al contrario que la posada de la prima del carretero, aquel lugar estaba cuidado hasta el más mínimo detalle. Las vidrieras del techo estaban impolutas, dejando pasar la luz tan clara como el día. Estantes de madera blanca se superponían por todo el espacio, detrás de cuatro cajas perfectamente alineadas que separaban la entrada de la tienda. A la derecha pudo divisar una hilera de refrigeradores pegados a la pared, mientras que al fondo a la derecha una escalera de caracol que ascendía hasta la siguiente planta.
La kunoichi escuchó como la mujer cerraba la puerta tras de sí antes de dirigirse a ella de nuevo
—Ésta es la tarea. Como podrás ver, esas estanterías centrales están totalmente vacías. —Señaló los estantes centrales. —En el piso de arriba está la mayoría de la mercancía, debes ir mirando qué debes colocar en cada lugar de los estantes, y aprovisionarlos. En los estantes hay pegatinas que nombran los productos y sus precios, fíjate en ellas y tráelos.
Prestó toda su atención a la explicación de la mujer, no quería cometer ningún error ahora que se había comprometido a hacer ella el trabajo de dos. No podía fallar, tenía que salir todo perfecto, no sólo estaba en juego su misión si no la reputación de Kusagakure y por ende, la de Kenzou-sama
—Aquí tienes la llave del almacén.
La chica cogió el llavero, echándole un rápido vistazo a las pegatinas que señalaban al cerrojo al cual pertenecían cada uno. Aunque lo que le llamó la atención, fue precisamente la única que no tenía nombre en todo el conjunto "¿Qué raro?" por la personalidad que había detectado en aquella mujer, Izumi intuía que no era de esas personas que dejasen algo sin hacer o al azar. Aquella llave no tenía nombre por algo, aunque tenía que admitir que la curiosidad le picaba... tenía una misión que cumplir y no tenía que distraerse. Quizás, durante el día de trabajo recibiese la respuesta.
—Entendido señora— la chica se puso en marcha al instante, lo primero que hizo fue cruzar la línea de cajas hasta los estantes que se encontraban vacíos para leer las etiquetas y saber así los productos que debía de sacar del almacén. Así que sin más, puso rumbo hasta el lugar y en poco más de un par de zancadas se encontraba intentado leer las etiquetas