30/03/2017, 02:16
(Última modificación: 30/03/2017, 02:25 por Uchiha Datsue.)
No hacía falta tener el sharingan para prever lo que estaba a punto de ocurrir. Sus piernas, en un acto reflejo, trataron de cerrarse para mitigar el daño... Cabe decir que no sirvió de mucho. La pierna de Shiona, como un hacha empuñada por un experimentado leñador, cortó el aire en dirección a sus partes más nobles, arrancándole un quejido ahogado y provocándole una sensación de tremendo malestar, como si de pronto tuviese ganas de vomitar. El efecto fue a más, convirtiéndose en seguida en un dolor atroz que nacería en sus testículos y subiría como una serpiente trepadora hacia su estómago. Y en aquel preciso y vergonzoso momento, Uchiha Haskoz se temió lo peor...
… Se temió que Uzumaki Shiona acababa de dejarle estéril.
Con casi lágrimas en los ojos, trató de aguantar estoico el chaparrón que Shiona le soltó a continuación, con la mirada en el suelo y cerrando la boca con fuerza para no dejar escapar más lamentos. Luego, llegó la explicación, más detallada y en profundidad de la que le había dado Pink, sobre las opciones que tenía respecto al ser que albergaba en su interior. Se podía impedir que tomase posesión de su cuerpo. O dificultarlo, más bien, pero ni muchísimo menos era algo infalible, y Shiona —como Pink le había adelantado—, prefería cortar el problema de raíz y arrancar el demonio que llevaba dentro, aún si con ello provocaba su muerte.
Era una elección difícil de tomar. Sin duda demasiado compleja para un recién graduado Gennin como él. Una decisión que a buen seguro debía reposar sobre los hombros de alguien más sabio y experimentado que…
—Pero la decisión es tuya. ¿Lo controlamos, o lo destruimos?
Haskoz parpadeó varias veces, incrédulo.
—Mi… ¿decisión?
Después de pasarse media hora escuchando lo que podía y no podía hacer; lo que iba y no iba a hacer; e, incluso, el lugar donde podría y no podría vivir, que ahora le dejasen opinar en algo tan crucial e importante le descolocó. Casi prefería que decidiesen por él a tener que elegir algo que podía determinar el resto de su vida…
O ponerle un punto y final definitivo.
Su mirada se desplazó a un rincón de la habitación, incapaz de pensar con claridad si miraba directamente a su Uzukage. Y, ¿en qué pensaba el joven Uchiha? Pues pensaba que por culpa del sello maldito le habían casi-decapitado. Pensaba, también, que tres hombres inocentes y un Kusareño habían muerto por ello... y que por culpa de eso, pasaría los próximos dos años confinado en el culo del mundo.
Suspiró.
—He sobrevivido seis meses en el Bosque de Azur. Me decapitaron y sigo vivo —trató de esbozar una sonrisa estoica y se encogió de hombros—. Poner mi vida en manos de la mayor especialista en Fuuinjutsu de Oonindo no suena muy peligroso en comparación. —No, no era la respuesta más razonada y elaborada del mundo. Ni siquiera estaba seguro de haberse tomado el tiempo necesario para meditar la respuesta a una pregunta de aquella magnitud. Pero era lo que sentía.
Su ojo se desplazó hacia la derecha y sus pensamientos terminaron de completarse. Era cierto que casi le habían decapitado, sí, pero no era menos cierto que había sobrevivido a ello. Había sobrevivido a una jodida decapitación. También era verdad que sentía pena por las mujeres y niños que había dejado viudas y huérfanos, pero no por ello dejaba de ver que él, un simple Gennin inconsciente, había logrado matar a tres hombres experimentados. ¿De verdad quería renunciar a aquel poder? ¿Sin intentar siquiera tratar de entenderlo? ¿De controlarlo?
—Dicho esto, lo último que recuerdo es que estaba paseando feliz y tranquilo en dirección a los Dojos, y ahora despierto y me encuentro con que soy un asesino, tuerto y con un sello maldito en la nuca. —Abrió la boca, la cerró y la volvió a abrir. Eran demasiadas cosas. Demasiado en lo que pensar. Que asimilar. El ojo le brillaba, húmedo, enfocado ahora en Shiona. En su Uzukage—. Me gustaría… Me gustaría pensarlo. Quizá poner el sello de anulación ahora y tomarme un tiempo para decidirme. Hasta que cumpla mi confinamiento en los Dojos…
»Y entonces decidiré.
… Se temió que Uzumaki Shiona acababa de dejarle estéril.
Con casi lágrimas en los ojos, trató de aguantar estoico el chaparrón que Shiona le soltó a continuación, con la mirada en el suelo y cerrando la boca con fuerza para no dejar escapar más lamentos. Luego, llegó la explicación, más detallada y en profundidad de la que le había dado Pink, sobre las opciones que tenía respecto al ser que albergaba en su interior. Se podía impedir que tomase posesión de su cuerpo. O dificultarlo, más bien, pero ni muchísimo menos era algo infalible, y Shiona —como Pink le había adelantado—, prefería cortar el problema de raíz y arrancar el demonio que llevaba dentro, aún si con ello provocaba su muerte.
Era una elección difícil de tomar. Sin duda demasiado compleja para un recién graduado Gennin como él. Una decisión que a buen seguro debía reposar sobre los hombros de alguien más sabio y experimentado que…
—Pero la decisión es tuya. ¿Lo controlamos, o lo destruimos?
Haskoz parpadeó varias veces, incrédulo.
—Mi… ¿decisión?
Después de pasarse media hora escuchando lo que podía y no podía hacer; lo que iba y no iba a hacer; e, incluso, el lugar donde podría y no podría vivir, que ahora le dejasen opinar en algo tan crucial e importante le descolocó. Casi prefería que decidiesen por él a tener que elegir algo que podía determinar el resto de su vida…
O ponerle un punto y final definitivo.
Su mirada se desplazó a un rincón de la habitación, incapaz de pensar con claridad si miraba directamente a su Uzukage. Y, ¿en qué pensaba el joven Uchiha? Pues pensaba que por culpa del sello maldito le habían casi-decapitado. Pensaba, también, que tres hombres inocentes y un Kusareño habían muerto por ello... y que por culpa de eso, pasaría los próximos dos años confinado en el culo del mundo.
Suspiró.
—He sobrevivido seis meses en el Bosque de Azur. Me decapitaron y sigo vivo —trató de esbozar una sonrisa estoica y se encogió de hombros—. Poner mi vida en manos de la mayor especialista en Fuuinjutsu de Oonindo no suena muy peligroso en comparación. —No, no era la respuesta más razonada y elaborada del mundo. Ni siquiera estaba seguro de haberse tomado el tiempo necesario para meditar la respuesta a una pregunta de aquella magnitud. Pero era lo que sentía.
Su ojo se desplazó hacia la derecha y sus pensamientos terminaron de completarse. Era cierto que casi le habían decapitado, sí, pero no era menos cierto que había sobrevivido a ello. Había sobrevivido a una jodida decapitación. También era verdad que sentía pena por las mujeres y niños que había dejado viudas y huérfanos, pero no por ello dejaba de ver que él, un simple Gennin inconsciente, había logrado matar a tres hombres experimentados. ¿De verdad quería renunciar a aquel poder? ¿Sin intentar siquiera tratar de entenderlo? ¿De controlarlo?
—Dicho esto, lo último que recuerdo es que estaba paseando feliz y tranquilo en dirección a los Dojos, y ahora despierto y me encuentro con que soy un asesino, tuerto y con un sello maldito en la nuca. —Abrió la boca, la cerró y la volvió a abrir. Eran demasiadas cosas. Demasiado en lo que pensar. Que asimilar. El ojo le brillaba, húmedo, enfocado ahora en Shiona. En su Uzukage—. Me gustaría… Me gustaría pensarlo. Quizá poner el sello de anulación ahora y tomarme un tiempo para decidirme. Hasta que cumpla mi confinamiento en los Dojos…
»Y entonces decidiré.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado