30/03/2017, 23:35
El moreno se encogió de hombros. Le importaba un pimiento lo que el calvo pudiera decirle, siendo claros. Ergo, se mantuvo en silencio. Por su parte, el rubio contuvo su llanto en pos de comprender las palabras de Karamaru. No obstante, no tuvieron el efecto deseado por el pelado.
—¡ESO ES UNA CACA, YO QUIERO ARMAS DE VERDAD! —vociferó, y continuó con su berrinche.
Keiji no había mentido cuando dijo que podían ser niños difíciles.
—¡ESO ES UNA CACA, YO QUIERO ARMAS DE VERDAD! —vociferó, y continuó con su berrinche.
Keiji no había mentido cuando dijo que podían ser niños difíciles.