31/03/2017, 23:03
La chica insistió sin insistir, curioso. Tras una breve pausa, asaltó de nuevo a la pelirroja inquiriendo su comprensión, alegando que nadie en el clan Yamanaka era ladrón de secretos, así como que cada cual puede tener un punto de vista diferente en un mundo tan adverso. Razón no le faltaba, pero lo mirases por donde lo mirases, pasear por la mente de otra persona era realmente monstruoso; eso viniendo de una inmortal quizás era hasta mas dantesco.
—Si no necesitas mi aprobación, ¿por qué insistes tanto entonces? ¿No será que algo te dice que lo que dije en parte pueda ser cierto? ¿Acaso todos los Yamanaka son ángeles y santos? No, no lo creo. Igual tu si eres buena persona ahora mismo, pero lo mismo cierto día algún tarado mata a toda tu familia y queda libre... ¿Acaso no removerías mar y tierra para buscar venganza?
Y ahí, quedaba totalmente tirada por los suelos la teoría de la chica, al menos en opinión de la pelirroja. Terminó por encogerse de hombros, y dejar caer un sostenido suspiro. Dejó caer los hombros, y retomó la compostura.
—Personalmente creo que todo es cuestión de situaciones. No puedes convencerme de si son habilidades malvadas o técnicas para nuestro trabajo, para mi salen incluso de ese concepto...
Si de veras no lo quería, sin duda la charla comenzaba a tornarse algo acalorada. Pero no era algo que pudiese evitar, tampoco se lo estaba echando en cara mientras sostenía un kunai. Le estaba dando la oportunidad de defender sus creencias, aunque su perspectiva actual era un muro de hormigón.
—Si no necesitas mi aprobación, ¿por qué insistes tanto entonces? ¿No será que algo te dice que lo que dije en parte pueda ser cierto? ¿Acaso todos los Yamanaka son ángeles y santos? No, no lo creo. Igual tu si eres buena persona ahora mismo, pero lo mismo cierto día algún tarado mata a toda tu familia y queda libre... ¿Acaso no removerías mar y tierra para buscar venganza?
Y ahí, quedaba totalmente tirada por los suelos la teoría de la chica, al menos en opinión de la pelirroja. Terminó por encogerse de hombros, y dejar caer un sostenido suspiro. Dejó caer los hombros, y retomó la compostura.
—Personalmente creo que todo es cuestión de situaciones. No puedes convencerme de si son habilidades malvadas o técnicas para nuestro trabajo, para mi salen incluso de ese concepto...
Si de veras no lo quería, sin duda la charla comenzaba a tornarse algo acalorada. Pero no era algo que pudiese evitar, tampoco se lo estaba echando en cara mientras sostenía un kunai. Le estaba dando la oportunidad de defender sus creencias, aunque su perspectiva actual era un muro de hormigón.