5/04/2017, 03:36
Él entonces, al ver que Reika estaba lista para empezar su labor, simplemente tomó rumbo hacia el pasillo principal y tomó un par de utensilios antes de abrir la puerta. La genin podría ver también como él se despedía de su pequeña con el amor que sólo un padre dedicado puede conocer, y manifestar.
El abrazo fraternal, que le daba cobijo cada noche a Inaru.
Tras los adioses pertinentes, la puerta de cerró. Y el retumbe del cerrojo verse cerrar le dio la bienvenida al más absoluto silencio. De aquel pasillo salieron los pequeños pies de la pequeña, quien se acercó a la sala de estar enredando sus coletas entre sus dedos, y mirando al suelo.
Luego alzó tímida la vista, y miró a su "cuidadora".
—Deika, Deika. ¿quieres jugar a algo? —preguntó, en voz baja—. me gustan las escondidas, la rana saltarina y peinar a mis muñecas. Aunque no quiedo aburrirte, así que...
El abrazo fraternal, que le daba cobijo cada noche a Inaru.
Tras los adioses pertinentes, la puerta de cerró. Y el retumbe del cerrojo verse cerrar le dio la bienvenida al más absoluto silencio. De aquel pasillo salieron los pequeños pies de la pequeña, quien se acercó a la sala de estar enredando sus coletas entre sus dedos, y mirando al suelo.
Luego alzó tímida la vista, y miró a su "cuidadora".
—Deika, Deika. ¿quieres jugar a algo? —preguntó, en voz baja—. me gustan las escondidas, la rana saltarina y peinar a mis muñecas. Aunque no quiedo aburrirte, así que...