6/04/2017, 11:30
Tanabe y Yuki se miraron el uno al otro. Les extrañaba mucho que el ninja no estuviera furibundo, mas la confusión no les duró demasiado. En su lugar se formó una tétrica sonrisa en la faz del dúo.
—Está bien, juguemos a ser ninjas...
—... pero tendrás que dejarnos pegarte. Hay que entrenar bien.
El calvo se podía hacer una idea de a lo que se referían los jóvenes en base a un agudo dolor entre sus muslos que todavía ardía en segundo plano. Era poner en juego su bienestar físico -y su fertilidad, si se llevaba más golpes "ahí"- o arriesgarse a que los pequeños volvieran a montar otro pandemonium.
—Está bien, juguemos a ser ninjas...
—... pero tendrás que dejarnos pegarte. Hay que entrenar bien.
El calvo se podía hacer una idea de a lo que se referían los jóvenes en base a un agudo dolor entre sus muslos que todavía ardía en segundo plano. Era poner en juego su bienestar físico -y su fertilidad, si se llevaba más golpes "ahí"- o arriesgarse a que los pequeños volvieran a montar otro pandemonium.