7/04/2017, 01:30
—¡La puta madre! —Bramó una pelirroja a las afueras de Yukio.
No parecía nada feliz, se había revuelto todo el cabello y ahora tenía un aspecto que la hacía parecer una loca más del montón.
—Tendrías que haber girado a la derecha. —Dijo una silueta fantasmagórica, presente solo a los ojos de la chica.
—¡Son unos mierdas! ¿¡Qué les costaba poner más carteles!? —Se quejaba la chica que se dejó caer de espaldas sobre la nieve.
Acto seguido, sin soltarse la cabeza, la kunoichi comenzó a rodar sobre la nieve soltando tanta maldición se le ocurriese mientras su rostro no se hundía en la nieve. Así mismo, luego de unos minutos de hacer esto y gritar todo lo que podía, la fémina decidió hacer una serie de sellos y soltar un hilo de lava desde su mano hacia el cielo provocando una especie de lluvia luminosa y sumamente cálida que derritió la nieve con la que las gotas entraban en contacto de forma instantánea.
—Odio este lugar… —Susurró para sí misma, ya agitada y dejando la máscara tirada a un lado de ella mientras apreciaba el cielo. —Mañana mínimo tengo que llegar al país del bosque, seguro Kenzou me dará una paliza si sigo desaparecida por más tiempo…
Y la verdad que ella al menos no tenía ganas de explicar el motivo de tan larga ausencia a su kage, aparte que nada le aseguraba que fuesen a creerle que se había perdido sin más.
No parecía nada feliz, se había revuelto todo el cabello y ahora tenía un aspecto que la hacía parecer una loca más del montón.
—Tendrías que haber girado a la derecha. —Dijo una silueta fantasmagórica, presente solo a los ojos de la chica.
—¡Son unos mierdas! ¿¡Qué les costaba poner más carteles!? —Se quejaba la chica que se dejó caer de espaldas sobre la nieve.
Acto seguido, sin soltarse la cabeza, la kunoichi comenzó a rodar sobre la nieve soltando tanta maldición se le ocurriese mientras su rostro no se hundía en la nieve. Así mismo, luego de unos minutos de hacer esto y gritar todo lo que podía, la fémina decidió hacer una serie de sellos y soltar un hilo de lava desde su mano hacia el cielo provocando una especie de lluvia luminosa y sumamente cálida que derritió la nieve con la que las gotas entraban en contacto de forma instantánea.
—Odio este lugar… —Susurró para sí misma, ya agitada y dejando la máscara tirada a un lado de ella mientras apreciaba el cielo. —Mañana mínimo tengo que llegar al país del bosque, seguro Kenzou me dará una paliza si sigo desaparecida por más tiempo…
Y la verdad que ella al menos no tenía ganas de explicar el motivo de tan larga ausencia a su kage, aparte que nada le aseguraba que fuesen a creerle que se había perdido sin más.