10/04/2017, 22:59
Ahora resulta que la calabaza también era capaz de hablar. Pero el Uchiha no tenía tiempo de sorprenderse más, debía darle caza como si le fuera la vida en ello, ¡si no no le pagaban!
—¡Me da igual que seas el dios de las calabazas o de los calamares, te he dicho que tienes que ir al granero con las demás! —dijo muy serio, lo cual resultaría cómico como poco, pues trataba de razonar con un vegetal andante.
La persecución se prolongaba, pero el de cabello azabache se negó a bajar el ritmo. La calabaza era increíblemente escurridiza, debía de admitirlo, pero él estaba convencido de que la alcanzaría antes o después. Controlaba la respiración lo mejor que podía, dando rienda suelta al poder de sus piernas.
—¡Hay un niño dentro de esa calabaza!
Ralexion giró el rostro sin dejar de correr, fijándose en Daruu y cómo las venas alrededor de los ojos se habían hinchado hasta puntos dolorosos de observar. Parecía que su Dōjutsu le permitía "ver mejor", tal y como había bromeado antes. El genin tomó nota de ello.
Pero lo primero y más importante era detener al niño-vegetal. ¿Cómo era posible correr tanto cargando con el "cadáver" de la calabaza? Afortunadamente, cometió un error que lo paró en seco, literalmente. Debía de haber estado huyendo cual pollo sin cabeza, sin ser consciente de hacia dónde iba, por lo que al final se chocó de frente con un árbol.
«Eso ha tenido que doler...», se dijo en su fuero interno, sintiéndose algo mal por el pequeño. Se aproximó hasta estar a un metro del susodicho.
—¿Se puede saber qué estás haciendo? —le preguntó al accidentado tras cruzarse de brazos, tomando un semblante altivo.
—¡Me da igual que seas el dios de las calabazas o de los calamares, te he dicho que tienes que ir al granero con las demás! —dijo muy serio, lo cual resultaría cómico como poco, pues trataba de razonar con un vegetal andante.
La persecución se prolongaba, pero el de cabello azabache se negó a bajar el ritmo. La calabaza era increíblemente escurridiza, debía de admitirlo, pero él estaba convencido de que la alcanzaría antes o después. Controlaba la respiración lo mejor que podía, dando rienda suelta al poder de sus piernas.
—¡Hay un niño dentro de esa calabaza!
Ralexion giró el rostro sin dejar de correr, fijándose en Daruu y cómo las venas alrededor de los ojos se habían hinchado hasta puntos dolorosos de observar. Parecía que su Dōjutsu le permitía "ver mejor", tal y como había bromeado antes. El genin tomó nota de ello.
Pero lo primero y más importante era detener al niño-vegetal. ¿Cómo era posible correr tanto cargando con el "cadáver" de la calabaza? Afortunadamente, cometió un error que lo paró en seco, literalmente. Debía de haber estado huyendo cual pollo sin cabeza, sin ser consciente de hacia dónde iba, por lo que al final se chocó de frente con un árbol.
«Eso ha tenido que doler...», se dijo en su fuero interno, sintiéndose algo mal por el pequeño. Se aproximó hasta estar a un metro del susodicho.
—¿Se puede saber qué estás haciendo? —le preguntó al accidentado tras cruzarse de brazos, tomando un semblante altivo.