19/04/2017, 04:16
Irritante es una palabra que no llega a definir lo que significaba para aquella de kusa lo que era caminar durante días para encontrarte nuevamente en el punto de inicio, aunque técnicamente esa aldea no lo fuese, ya había estado allí y sus planes decían que no volvería allí nunca más, a no ser que algo extraordinario ocurriese como una misión o algo con importancia, no un fallo a la hora de girar en el camino y por ello estaba tan irritada, por ello era que la chica había tirado lava en cualquier dirección y de haber podido probablemente habría hasta escupido fuego, pero la naturaleza es caprichosa y decidió que lo mejor sería que ella no gozase de tales capacidades.
Por eso ahora mismo estaba deseando arrancarse el cuero cabelludo con las manos, por eso se revolcaba entre la nieve a sabiendas de que esta terminaría por enfriarle más de la cuenta el cuerpo y terminaría enfermando y por eso al escuchar los pies de alguien hundiéndose en la nieve cerca de su ubicación dio un salto y miró como una bestia mira al cazador un momento antes de saltarle encima.
—¿Qué…? —Preguntó a aquella joven, mostrándose atenta a cada movimiento y con ojos casi saltones.
Podía ver que la joven tenía un papel, algo tenía escrito y con una caligrafía muy bonita que hasta el más tonto podría reconocer pero… Los ojos de la pelirroja se desviaron un poco más abajo, hasta la cintura de la contraria donde pudo ver el brillo metálico de una bandana shinobi.
—¿En serio? —Cuestionó incrédula aunque parecía más bien estar hablando sola, pues no daba crédito a lo que veía.
En parte, la apariencia de la contraria no daba la impresión de que se tratase de una kunoichi, y en otro aspecto no podía creer que se encontrase a una compañera de su villa en ese preciso lugar.
—Estoy bien, frustrada pero bien. —Sentenció en lo que se sacudía la ropa para quitarse tanta nieve como pudiese, aunque ya estaba algo empapada por la nieve que se derritió. —¿Te sabes el camino para volver a la villa? —Preguntó finalmente la kunoichi.
Justo en ese instante se percató de la presencia de un tercero, algo alejado pero que en un terreno como aquel era imposible no ver, es decir, no habían lugares para esconderse y el blanco solo resaltaba lo obvio. ~¿Para qué carajo quiere un paraguas? ~Se preguntó en silencio aunque mirándole de reojo apenas.
Por eso ahora mismo estaba deseando arrancarse el cuero cabelludo con las manos, por eso se revolcaba entre la nieve a sabiendas de que esta terminaría por enfriarle más de la cuenta el cuerpo y terminaría enfermando y por eso al escuchar los pies de alguien hundiéndose en la nieve cerca de su ubicación dio un salto y miró como una bestia mira al cazador un momento antes de saltarle encima.
—¿Qué…? —Preguntó a aquella joven, mostrándose atenta a cada movimiento y con ojos casi saltones.
Podía ver que la joven tenía un papel, algo tenía escrito y con una caligrafía muy bonita que hasta el más tonto podría reconocer pero… Los ojos de la pelirroja se desviaron un poco más abajo, hasta la cintura de la contraria donde pudo ver el brillo metálico de una bandana shinobi.
—¿En serio? —Cuestionó incrédula aunque parecía más bien estar hablando sola, pues no daba crédito a lo que veía.
En parte, la apariencia de la contraria no daba la impresión de que se tratase de una kunoichi, y en otro aspecto no podía creer que se encontrase a una compañera de su villa en ese preciso lugar.
—Estoy bien, frustrada pero bien. —Sentenció en lo que se sacudía la ropa para quitarse tanta nieve como pudiese, aunque ya estaba algo empapada por la nieve que se derritió. —¿Te sabes el camino para volver a la villa? —Preguntó finalmente la kunoichi.
Justo en ese instante se percató de la presencia de un tercero, algo alejado pero que en un terreno como aquel era imposible no ver, es decir, no habían lugares para esconderse y el blanco solo resaltaba lo obvio. ~¿Para qué carajo quiere un paraguas? ~Se preguntó en silencio aunque mirándole de reojo apenas.