19/04/2017, 17:38
Pese a ser Verano, Yugakure estaba tan abarrotada como siempre. No era de extrañar; aquella antigua Aldea Oculta era la única antigua Villa Ninja con más de una piedra encima de otra que se pudiera visitar en todo Oonindo. Dada la naturaleza secreta de los shinobi y todo lo que les rodeaba, el mero nombre de la Villa de las Aguas Termales ya suponía un atractivo turístico único en el continente para la mayoría de sus habitantes, que se sentían más próximos a aquel mundo oculto y misterioso mientras caminaban por sus calles empedradas.
«Qué lejos quedan los días de gloria de esta Villa...», caviló un joven Uchiha —que lucía la bandana de Uzushiogakure no Sato en la frente— mientras veía como un matrimonio con dos niños pequeños se hacía fotos frente a una vivienda de aspecto antiguo muy bien conservado. «¿Ocurrirá esto también con el Remolino?». Akame no pudo evitar verse embargado por una repentina e intensa desesperanza. ¿Acaso todas las Grandes Aldeas Ninja estaban condenadas a desaparecer algún día? O, peor aún, ¿a convertirse en una triste sombra de lo que alguna vez fueron? ¿En un producto empaquetado para turistas?
Aquellos tristes pensamientos rondaban su cabeza cuando por fin se detuvo frente a un cruce. Las calles en Yugakure eran estrechas y su empedrado suelo siempre estaba caliente; ya fuese por el Sol de Verano o por las ardientes corrientes subterráneas. El Uchiha alzó la mirada y se encontró en una posición de lo más curiosa; a ambos lados del cruce de calles había edificios prácticamente idénticos, con sendos carteles que anunciaban...
Y, en el otro lado...
Akame alzó una ceja, extrañado. ¿Qué significaba aquella confusa división?
«Qué lejos quedan los días de gloria de esta Villa...», caviló un joven Uchiha —que lucía la bandana de Uzushiogakure no Sato en la frente— mientras veía como un matrimonio con dos niños pequeños se hacía fotos frente a una vivienda de aspecto antiguo muy bien conservado. «¿Ocurrirá esto también con el Remolino?». Akame no pudo evitar verse embargado por una repentina e intensa desesperanza. ¿Acaso todas las Grandes Aldeas Ninja estaban condenadas a desaparecer algún día? O, peor aún, ¿a convertirse en una triste sombra de lo que alguna vez fueron? ¿En un producto empaquetado para turistas?
Aquellos tristes pensamientos rondaban su cabeza cuando por fin se detuvo frente a un cruce. Las calles en Yugakure eran estrechas y su empedrado suelo siempre estaba caliente; ya fuese por el Sol de Verano o por las ardientes corrientes subterráneas. El Uchiha alzó la mirada y se encontró en una posición de lo más curiosa; a ambos lados del cruce de calles había edificios prácticamente idénticos, con sendos carteles que anunciaban...
«Los Baños Termales Tradicionales de Mugiwara»
Y, en el otro lado...
«Las Tradicionales Termas de Mugiwara»
Akame alzó una ceja, extrañado. ¿Qué significaba aquella confusa división?