21/04/2017, 17:13
Quedó a la espera, pero el estrechado de manos que deseaba nunca llegaría. En su lugar, Akame le lanzó una pregunta como si se tratara de un cuchillo. Perplejo, el moreno dejó caer su mano, inerte. La cuestión le tomó con la guardia baja, y él ni siquiera sabía lo suficiente de su propio clan como para ser consciente de que el nivel de poder del Sharingan dependía de la cantidad de aspas que aparecieran alrededor del iris.
—Esto... ¿perdón? ¿Aspas? —dudó— Yo no... no tengo Sharingan. Mi madre me dijo que muy pocos miembros del clan lo desarollaban, y lo poco que sé de él viene de viejas leyendas.
Se sentía incómodo, nervioso e incluso algo juzgado. No sabía muy bien cómo reaccionar, en realidad. Akame le intimidaba, y algo dentro del Uchiha le decía que no debía de relajarse cerca de él...
—Esto... ¿perdón? ¿Aspas? —dudó— Yo no... no tengo Sharingan. Mi madre me dijo que muy pocos miembros del clan lo desarollaban, y lo poco que sé de él viene de viejas leyendas.
Se sentía incómodo, nervioso e incluso algo juzgado. No sabía muy bien cómo reaccionar, en realidad. Akame le intimidaba, y algo dentro del Uchiha le decía que no debía de relajarse cerca de él...