21/04/2017, 20:01
La pequeña le señaló un par de peines que se encontraban reposando en el mismo estante del que Reika había retirado la muñeca. Había uno grande, y grueso, probablemente el que usaba su padre para peinar la frondosa melena de Inaru; y otro más pequeño adaptado a los no tan largos mechones de la muñeca a la que la pequeña hubo bautizado como "Deika".
Entre leves gemidos de esfuerzo, Inaru logró alcanzar los dos artilugios de retoque y belleza, y le entregó el suyo a la kunoichi. Ella seguramente pensaría que aquella labor no era ni de cerca lo que supone deba hacer un shinobi en su tiempo de activo, pero si tenía la perspicacia suficiente; entendería que para haberse graduado recientemente de la academia, aquello era lo menos que podía hacer. Su nivel no estaba para más, tan sencillo como eso.
Pero Inaru, desde su más infantil desconocimiento, no comprendía demasiado lo que significaba realmente ser un ninja. De hecho, nunca había conocido a ninguno directamente, salvo por su...
—Deika-chan, ¿tú eres una kunoichi, verdad? —preguntó con su dulce voz. Entre tanto, ella empezó a peinar a su muñeca, y esperaba a que Reika hiciera lo mismo; aunque ella, no obstante, debería primero remover del cabello de la niña las ligas que sostenían sus largas coletas—. ¿ser kunoichi es bueno?
Aquella pregunta podría parecer íntimamente sospechosa. ¿Por qué habría preguntado ella acerca de eso, si su padre parecía ser un simple ciudadano, para nada relacionado con los vestigios de la armada shinobi de Amegakure?
Entre leves gemidos de esfuerzo, Inaru logró alcanzar los dos artilugios de retoque y belleza, y le entregó el suyo a la kunoichi. Ella seguramente pensaría que aquella labor no era ni de cerca lo que supone deba hacer un shinobi en su tiempo de activo, pero si tenía la perspicacia suficiente; entendería que para haberse graduado recientemente de la academia, aquello era lo menos que podía hacer. Su nivel no estaba para más, tan sencillo como eso.
Pero Inaru, desde su más infantil desconocimiento, no comprendía demasiado lo que significaba realmente ser un ninja. De hecho, nunca había conocido a ninguno directamente, salvo por su...
—Deika-chan, ¿tú eres una kunoichi, verdad? —preguntó con su dulce voz. Entre tanto, ella empezó a peinar a su muñeca, y esperaba a que Reika hiciera lo mismo; aunque ella, no obstante, debería primero remover del cabello de la niña las ligas que sostenían sus largas coletas—. ¿ser kunoichi es bueno?
Aquella pregunta podría parecer íntimamente sospechosa. ¿Por qué habría preguntado ella acerca de eso, si su padre parecía ser un simple ciudadano, para nada relacionado con los vestigios de la armada shinobi de Amegakure?