18/06/2015, 19:57
El chico se había quedado totalmente absorto mirándola, como si estuviera ante un espejismo. No es que fuera algo nuevo para Kunie, simplemente había cosas a las que nunca terminabas de acostumbrarte. Al menos, al ser un niño, la situación era mucho menos incómoda; diría que incluso divertida. Asahina sabía de su belleza, y aunque no le gustaba presumir de ella, sí que podía llegar a ser un poco coqueta. Como, por ejemplo, en aquel momento. La coletilla de su saludó pareció molestar al muchacho, que cambió su semblante de repente, pero Kunie no le dio importancia; siguió con aquella sonrisa deslumbrante dibujada en el rostro.
Cuando Yoshimitsu, que así se llamaba el chico, se presentó con una reverencia, ella soltó una risita agradable, acompañada de un suave gesto de su mano izquierda para recogerse la melena azabache que le caía por los hombros. Llevaba ropa cómoda para el viaje: camiseta de mangas cortas, escotada, sobre una interior de rejilla típica de las kunoichi; falda corta y sandalias ninja, todo de colores negros, añiles y azules. Al cuello, la bandana de Amegakure, y en el cinturón su fiel portaobjetos.
- Vaya, los shinobi de Kusagakure sois muy caballerosos. - respondió, sonriéndole.- Yo me llamo Asahina Kunie, de Amegakure. Encantada, Yoshimitsu-kun.
Los dedos de su mano zurda se habían quedado entrelazados en la negra melena y, casi de forma inconsciente, empezaron a juguetear con los cabellos. Kunie miraba al gennin, divertida e intrigada a partes iguales.
- Bakuhatsu, ¡qué apellido tan peculiar! ¿Es literal?
Cuando Yoshimitsu, que así se llamaba el chico, se presentó con una reverencia, ella soltó una risita agradable, acompañada de un suave gesto de su mano izquierda para recogerse la melena azabache que le caía por los hombros. Llevaba ropa cómoda para el viaje: camiseta de mangas cortas, escotada, sobre una interior de rejilla típica de las kunoichi; falda corta y sandalias ninja, todo de colores negros, añiles y azules. Al cuello, la bandana de Amegakure, y en el cinturón su fiel portaobjetos.
- Vaya, los shinobi de Kusagakure sois muy caballerosos. - respondió, sonriéndole.- Yo me llamo Asahina Kunie, de Amegakure. Encantada, Yoshimitsu-kun.
Los dedos de su mano zurda se habían quedado entrelazados en la negra melena y, casi de forma inconsciente, empezaron a juguetear con los cabellos. Kunie miraba al gennin, divertida e intrigada a partes iguales.
- Bakuhatsu, ¡qué apellido tan peculiar! ¿Es literal?