22/04/2017, 00:54
Tanabe se quedó quieto, permitió que Karamaru se le aproximara y se agachara a su vera.
Conoces a Yui-sama, ¿Verdad? Una excelente kunoichi, la mejor de toda Amegakure.
—Bueno, ella me encargó el cuidado de ese vaso, más importante aún, me encargó el cuidado de lo que posee dentro. Eso no es agua común.
Los ojos del jovencito se iluminaron. Ahora todo comenzaba a tener sentido para él. Si el calvo lo guardaba con tanto recelo, sin lugar a dudas debía de ser algo importante. En ese momento comprendió que la misión de Karamaru no era tan simple como hacerles de niñera durante un par de días.
Eso es peligroso, será mejor dejarlo fuera del alcance.- Tanabe le escuchó con atención - Me ayudarás a cuidarlo, ¿Verdad?
El pequeño se lió a asentir una y otra vez, completamente convencido.
Acto seguido, el ninja le invitó a volver a entrenar.
—Sí, vamos.
Volvieron al salón. Karamaru se pasó gran parte de la tarde entrenando junto a Tanabe -que se portó sorprendientemente bien y estaba muy receptivo- mientras Yuki los observaba, cuidando a Mitsunari. Eventualmente el manto de la noche arropó a la lluviosa aldea. Era hora de dormir, y los muchachos se acostaron sin poner demasiadas pegas; por su parte, el bebé ya llevaba un rato pernoctando.
El pelado se encontró solo, con su trabajo completado satisfactoriamente, al menos, hasta mañana. Los infantes le habían dejado noqueado a nivel mental, por lo que optó por irse a dormir. Podía utilizar la cama del señor de la casa, que estaba vacía.
Unos desconsolados sollozos le arrebataron el sueño.
Todavía estaba oscuro, debía de ser de madrugada.
Conoces a Yui-sama, ¿Verdad? Una excelente kunoichi, la mejor de toda Amegakure.
—Bueno, ella me encargó el cuidado de ese vaso, más importante aún, me encargó el cuidado de lo que posee dentro. Eso no es agua común.
Los ojos del jovencito se iluminaron. Ahora todo comenzaba a tener sentido para él. Si el calvo lo guardaba con tanto recelo, sin lugar a dudas debía de ser algo importante. En ese momento comprendió que la misión de Karamaru no era tan simple como hacerles de niñera durante un par de días.
Eso es peligroso, será mejor dejarlo fuera del alcance.- Tanabe le escuchó con atención - Me ayudarás a cuidarlo, ¿Verdad?
El pequeño se lió a asentir una y otra vez, completamente convencido.
Acto seguido, el ninja le invitó a volver a entrenar.
—Sí, vamos.
Volvieron al salón. Karamaru se pasó gran parte de la tarde entrenando junto a Tanabe -que se portó sorprendientemente bien y estaba muy receptivo- mientras Yuki los observaba, cuidando a Mitsunari. Eventualmente el manto de la noche arropó a la lluviosa aldea. Era hora de dormir, y los muchachos se acostaron sin poner demasiadas pegas; por su parte, el bebé ya llevaba un rato pernoctando.
El pelado se encontró solo, con su trabajo completado satisfactoriamente, al menos, hasta mañana. Los infantes le habían dejado noqueado a nivel mental, por lo que optó por irse a dormir. Podía utilizar la cama del señor de la casa, que estaba vacía.
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Unos desconsolados sollozos le arrebataron el sueño.
Todavía estaba oscuro, debía de ser de madrugada.