22/04/2017, 16:50
Indignada, la chica bramó en contra de el trío de ratas que se disponían a destrozar su trabajo; acumular las latas y bricks en una montaña, con tal de ahorrar tiempo a la hora de sacarlas del habitáculo. Tomó a una, y la apartó, tomó a la segunda, y la apartó, tomó a la tercera y última, y la apartó también. Éstas, huyeron despavoridas, buscando cobijo al igual que la otra amiga que había tomado entre manos antes. No era de extrañar, la chica les cuadriplicaba en tamaño, eso como mínimo. El instinto animal les decía que era mejor huir, a luchar una batalla que estaba condenada desde el primer golpe.
Sin mas, comenzó a meditar cuál era su prioridad, y decidida, comenzó a amontonar los envases al lado derecho de la puerta. Su intención era sencilla y presta, no iba a perder mas tiempo del necesario, su misión era la prioridad. Tras agrupar una gran cantidad de esos envases que no estaban dañados junto a la puerta, la chica puso una lata a modo de tope para la puerta, y comenzó a dejar el montón de envases fuera de la sala, en el pasillo. Tras ello, dejó apartada la lata-tope, y comenzó a repetir el proceso.
La cosa pintaba bien, pero... sus amiguitas querían jugar también a ese juego, y estaban en pleno derecho, era su reino ratonil. Un par de éstos animalejos acudieron al montón anterior, y se pusieron a dos patas sobre la cima. *HIIIC HIC* Inquirieron a la chica, como intentando de persuadirla en su labor. La mas cercana se giró, y buscó con la mirada a su compañera, como diciendole que no era buena idea, que la humana estaba ocupada y no debían molestarla. Pero la rata jefa no parecía estar de acuerdo, ni hacía caso a su amiga, solo tenía los ojos clavados en la pelirosa e intentaba comunicarse con ella.
De pronto, y a descuido de la chica, una tercera rata le propinó un bocado en pleno tobillo, un bocado que pareció un pellizco de Satán, intenso y caluroso. Tras el bocado, salió a la fuga para esconderse detrás de envases y latas.
Sin mas, comenzó a meditar cuál era su prioridad, y decidida, comenzó a amontonar los envases al lado derecho de la puerta. Su intención era sencilla y presta, no iba a perder mas tiempo del necesario, su misión era la prioridad. Tras agrupar una gran cantidad de esos envases que no estaban dañados junto a la puerta, la chica puso una lata a modo de tope para la puerta, y comenzó a dejar el montón de envases fuera de la sala, en el pasillo. Tras ello, dejó apartada la lata-tope, y comenzó a repetir el proceso.
La cosa pintaba bien, pero... sus amiguitas querían jugar también a ese juego, y estaban en pleno derecho, era su reino ratonil. Un par de éstos animalejos acudieron al montón anterior, y se pusieron a dos patas sobre la cima. *HIIIC HIC* Inquirieron a la chica, como intentando de persuadirla en su labor. La mas cercana se giró, y buscó con la mirada a su compañera, como diciendole que no era buena idea, que la humana estaba ocupada y no debían molestarla. Pero la rata jefa no parecía estar de acuerdo, ni hacía caso a su amiga, solo tenía los ojos clavados en la pelirosa e intentaba comunicarse con ella.
De pronto, y a descuido de la chica, una tercera rata le propinó un bocado en pleno tobillo, un bocado que pareció un pellizco de Satán, intenso y caluroso. Tras el bocado, salió a la fuga para esconderse detrás de envases y latas.