22/04/2017, 19:35
Por sus buenas formas y comportamiento en general, el joven médico de cabellera azabache fue recompensado con un trato digno de un shinobi por parte de una joven que parecía apreciar de igual manera el arte de la etiqueta. Podrían ser de diferentes origenes y sus objetivos posiblemente eran muy distintos, pero en aquel instante coincidían en eso.
Escuchó atentamente todo lo que la joven tenía para decir, volteó ligeramente su mirada hacía el artefacto cuando este salió volando y Keisuke se apresuró a atraparlo, de igual manera se quedó mirándolo un momento pues la niña se había volteado dejandoles la espalda en primer plano, no tenía nada que ver ahí.
Recibió los artefactos, el silbato y el mapa, dando una reverencia en devolución. No había que perder nunca las formas, como diría su abuelo. Parecía que tenían todo lo necesario para completar la misión en el siguiente paso, solo necesitaban tomar la decisión adecuada.
La joven no paraba de hablar, incluso mientras los despachaba de la tienda para que se pusieran manos a la obra. Como último comentario destaco la apariencia del gato, recordando su henge.
Una mirada tan intensa no es fácil de olvidar, Nekomaru Kaede-dono. Le estoy agradecido por la información que nos ha facilitado.
Aquellas palabras salieron con toda naturalidad de sus labios, acompañadas de una reverencia que ya parecía ser su verdadero estado natural mas que estar erguido como una persona normal.
Una vez fuera, Keisuke señalaría la cantidad de información con la que contaban y como debían proceder. Mogura no podría evitar estar de acuerdo con él. Aquella otra tienda sonaba la opción más tentadora.
—El problema que me viene a la mente es que sí él está ahí como haremos para sacarlo…—
Su colega no dudaría en poner la duda sobre la mesa, había que tener un plan de acción en caso de que tuviesen que sacar al gato de las garras de la competencia.
Creo que se me ocurre algo, avancemos mientras planteo lo que tengo en mente, por favor.
Se llevó la mano al cabello y se arregló el peinado, peinado que no tenía nada fuera de lugar pero que debía arreglar de todas maneras. Abriría su paraguas y refugiándose de las gotas de lluvia comenzaría a avanzar en dirección a la tienda.
—¿Te parece bien que me quede con la bomba de humo? —
En lo absoluto, Inoue-san.
Contestaría Mogura, observando una vez más la herramienta.
Mi plan, escuchalo atentamente, por favor. Necesitamos ingresar en la tienda y confirmar la presencia del gato ahí, en el mejor de los casos la situación será tan sencilla como ir y comprarlo.
Sin duda alguna ese era, para Mogura, el mejor de los casos. Un gato en una jaula especial, con un precio y un plato con comida genérica y un poco de agua, dejas unos ryos sobre el mostrador y todos contentos.
Lo primero es lo más importante, si dos shinobi ingresan a un local, la persona a cargo podría sospechar. Sería conveniente ingresar de a uno, personificar a un comprador casual o algo por el estilo.
Ahora solo había que plantear que podría suceder si todo se iba al caño.
En el peor de los casos, la bomba de humo será una herramienta muy útil para repeler toda resistencia humana. El silbato por otro lado alborotará a los demás animales pero a Ryu lo dejará dormido, solo será preciso extraerlo del lugar y llevarlo a su propietario.
En ese punto, Mogura no podía evitar pensar en el ataque terrorista que tendrían que hacer para sacar a un gato secuestrado del lugar.
¿Qué piensas de mi plan, Inoue Keisuke?
Escuchó atentamente todo lo que la joven tenía para decir, volteó ligeramente su mirada hacía el artefacto cuando este salió volando y Keisuke se apresuró a atraparlo, de igual manera se quedó mirándolo un momento pues la niña se había volteado dejandoles la espalda en primer plano, no tenía nada que ver ahí.
Recibió los artefactos, el silbato y el mapa, dando una reverencia en devolución. No había que perder nunca las formas, como diría su abuelo. Parecía que tenían todo lo necesario para completar la misión en el siguiente paso, solo necesitaban tomar la decisión adecuada.
La joven no paraba de hablar, incluso mientras los despachaba de la tienda para que se pusieran manos a la obra. Como último comentario destaco la apariencia del gato, recordando su henge.
Una mirada tan intensa no es fácil de olvidar, Nekomaru Kaede-dono. Le estoy agradecido por la información que nos ha facilitado.
Aquellas palabras salieron con toda naturalidad de sus labios, acompañadas de una reverencia que ya parecía ser su verdadero estado natural mas que estar erguido como una persona normal.
Una vez fuera, Keisuke señalaría la cantidad de información con la que contaban y como debían proceder. Mogura no podría evitar estar de acuerdo con él. Aquella otra tienda sonaba la opción más tentadora.
—El problema que me viene a la mente es que sí él está ahí como haremos para sacarlo…—
Su colega no dudaría en poner la duda sobre la mesa, había que tener un plan de acción en caso de que tuviesen que sacar al gato de las garras de la competencia.
Creo que se me ocurre algo, avancemos mientras planteo lo que tengo en mente, por favor.
Se llevó la mano al cabello y se arregló el peinado, peinado que no tenía nada fuera de lugar pero que debía arreglar de todas maneras. Abriría su paraguas y refugiándose de las gotas de lluvia comenzaría a avanzar en dirección a la tienda.
—¿Te parece bien que me quede con la bomba de humo? —
En lo absoluto, Inoue-san.
Contestaría Mogura, observando una vez más la herramienta.
Mi plan, escuchalo atentamente, por favor. Necesitamos ingresar en la tienda y confirmar la presencia del gato ahí, en el mejor de los casos la situación será tan sencilla como ir y comprarlo.
Sin duda alguna ese era, para Mogura, el mejor de los casos. Un gato en una jaula especial, con un precio y un plato con comida genérica y un poco de agua, dejas unos ryos sobre el mostrador y todos contentos.
Lo primero es lo más importante, si dos shinobi ingresan a un local, la persona a cargo podría sospechar. Sería conveniente ingresar de a uno, personificar a un comprador casual o algo por el estilo.
Ahora solo había que plantear que podría suceder si todo se iba al caño.
En el peor de los casos, la bomba de humo será una herramienta muy útil para repeler toda resistencia humana. El silbato por otro lado alborotará a los demás animales pero a Ryu lo dejará dormido, solo será preciso extraerlo del lugar y llevarlo a su propietario.
En ese punto, Mogura no podía evitar pensar en el ataque terrorista que tendrían que hacer para sacar a un gato secuestrado del lugar.
¿Qué piensas de mi plan, Inoue Keisuke?
Hablo - Pienso