24/04/2017, 19:44
(Última modificación: 24/04/2017, 19:45 por Uchiha Akame.)
«Vaya, vaya, vaya... Así que tú tampoco has hecho ninguna misión de rango C», caviló el joven Uchiha al ver la expresión nerviosa y avergonzada de su compañero. «Te estresa mucho limpiar inodoros, rescatar gatitos y cargar mercancía, ¿eh?». Probablemente, Ralexion no estaba poniendo más que excusas para librarse de alguna misión de rango D especialmente coñazo. Akame le hubiese llamado algo como irresponsable sin dudarlo un año atrás; pero, tras varios meses doblando el lomo para todo tipo de banalidades que nada tenían que ver con la vida ninja que él —y todos sus compañeros de Academia— había soñado, no podía culpar a aquel chico.
—Ajá, ya veo. Pobre hermano, solo, feo, y además superado por el negocio del prójimo... —respondió el Uchiha con franqueza.
—¡De eso nada, monada! ¡Hihihihi!
Aquella voz, aguda y crispante, sorprendió al Uchiha. Cuando Akame se volteó para buscar al emisor, se encontró con un hombre bajito —casi de su misma altura, aunque les separaban al menos veinte años de edad—, delgado y con la cara hecha un cuadro. Literalmente. Sus ojos marrones tenían un brillo malicioso, y los pocos dientes que le quedaban en su sitio silbaban de una forma un tanto inquietante cuando se reía como una hiena.
—Queridos futuros clientes, ¡qué suerte habéis tenido! Parece que vuestros oídos han sido contaminados con la publicidad engañosa que tanto gusta hacer a los encargados de "Las Tradicionales Termas de Mugiwara" —escupió a un lado, el que más cerca estaba de los mentados baños, al decir el nombre—. ¡No es culpa vuestra, claro! Esas sucias ratas no dudan en mentir, robar y engañar a cualquiera de quien puedan sacar beneficio.
El hombre, que vestía pantalones pesqueros de color verde claro y una camisa blanca abierta a la altura del pecho, se aclaró la garganta.
—Jovencitos, yo, Mugiwara Shigeru, tengo el placer de invitaros a los únicos e inigualables Baños Termales Tradicionales de Mugiwara —anunció con pompa—. Además, por ser los primeros clientes de hoy, ¡os haré un descuento!
—Ajá, ya veo. Pobre hermano, solo, feo, y además superado por el negocio del prójimo... —respondió el Uchiha con franqueza.
—¡De eso nada, monada! ¡Hihihihi!
Aquella voz, aguda y crispante, sorprendió al Uchiha. Cuando Akame se volteó para buscar al emisor, se encontró con un hombre bajito —casi de su misma altura, aunque les separaban al menos veinte años de edad—, delgado y con la cara hecha un cuadro. Literalmente. Sus ojos marrones tenían un brillo malicioso, y los pocos dientes que le quedaban en su sitio silbaban de una forma un tanto inquietante cuando se reía como una hiena.
—Queridos futuros clientes, ¡qué suerte habéis tenido! Parece que vuestros oídos han sido contaminados con la publicidad engañosa que tanto gusta hacer a los encargados de "Las Tradicionales Termas de Mugiwara" —escupió a un lado, el que más cerca estaba de los mentados baños, al decir el nombre—. ¡No es culpa vuestra, claro! Esas sucias ratas no dudan en mentir, robar y engañar a cualquiera de quien puedan sacar beneficio.
El hombre, que vestía pantalones pesqueros de color verde claro y una camisa blanca abierta a la altura del pecho, se aclaró la garganta.
—Jovencitos, yo, Mugiwara Shigeru, tengo el placer de invitaros a los únicos e inigualables Baños Termales Tradicionales de Mugiwara —anunció con pompa—. Además, por ser los primeros clientes de hoy, ¡os haré un descuento!