25/04/2017, 01:09
El olor ya estaba bajo control, no había peligro de ser presa de la hediondez y caer inconsciente. La apertura de las ventanas trajo consigo el monótono sonido de la lluvia repicando sobre metal, asfalto y otros materiales.
La desesperada búsqueda de Karamaru trajo consigo resultados fructíferos cuando el calvo abrió una puerta del segundo piso, posicionada a la derecha del cuarto de los hermanos y a la izquierda de la habitación del padre. Era sin lugar a dudas la habitación de Mitsunari, pues las paredes estaban recubiertas de papel pintado color azul celeste con ositos y sonajeros.
Bien a la vista, sobre una mesita de noche en el extremo norte de la habitación, había una bolsa de terciopelo que contenía pañales, biberones de repuesto, chupetes y demás parafernalia infantil. Keiji la había dejado preparada para el shinobi, estaba claro, pero se olvidó de avisarle de tal hecho.
Debía de llevar mucha prisa encima cuando marchó.
La desesperada búsqueda de Karamaru trajo consigo resultados fructíferos cuando el calvo abrió una puerta del segundo piso, posicionada a la derecha del cuarto de los hermanos y a la izquierda de la habitación del padre. Era sin lugar a dudas la habitación de Mitsunari, pues las paredes estaban recubiertas de papel pintado color azul celeste con ositos y sonajeros.
Bien a la vista, sobre una mesita de noche en el extremo norte de la habitación, había una bolsa de terciopelo que contenía pañales, biberones de repuesto, chupetes y demás parafernalia infantil. Keiji la había dejado preparada para el shinobi, estaba claro, pero se olvidó de avisarle de tal hecho.
Debía de llevar mucha prisa encima cuando marchó.