25/04/2017, 05:50
Había pasado el medio día, era un espléndido día de Ascua, en el cual, la kunoichi de cabellos dorados descansaba sentada al sol al borde del cráter gigantesco justo en donde alguna vez fue la villa en donde su clan se había asentado durante los tiempos anteriores al ataque de las bestias con cola.
Mientras comía unos sándwiches se imaginaba como habría sido la vida en la vieja Konoha, que costumbres y tradiciones tenían. Desde su posición veía lo que en su antiguo momento fue un monumento gigante, el cual hoy por hoy estaba irreconocible, solo quedaban trozos de rostro tallado en la roca.
Como era usual en la chica de Amegakure, su vestimenta era siempre diferente, en esa ocasión llevaba una camiseta de color morado de mangas cortas y cuello alto, un mini-sport de color negro, en sus brazos llevaba puestos mitones echos de redecilla y sus iban con las clásicas sandalias ninja que siempre les resultó más que cómodas, aunque siempre corto el largo flequillo no dejaba mostrar su bandana que la identificaba como kunoichi de Amegakure, pero así le gustaba usarlo.
La kunoichi pensaba que estaba perdiendo el tiempo y así lo era, debería estar entrenando y puliendo sus habilidades, aun faltaba mucho tiempo, pero los exámenes de ascenso se acercaban. Ella no era una kunoichi que destaca por su repertorio de técnicas de ataque sumamente destructivas, en cambio, era más de soporte y espionaje por lo cual debía ser muy inteligente y trazar buenas estrategias para poder salir adelante.
Mientras comía unos sándwiches se imaginaba como habría sido la vida en la vieja Konoha, que costumbres y tradiciones tenían. Desde su posición veía lo que en su antiguo momento fue un monumento gigante, el cual hoy por hoy estaba irreconocible, solo quedaban trozos de rostro tallado en la roca.
Como era usual en la chica de Amegakure, su vestimenta era siempre diferente, en esa ocasión llevaba una camiseta de color morado de mangas cortas y cuello alto, un mini-sport de color negro, en sus brazos llevaba puestos mitones echos de redecilla y sus iban con las clásicas sandalias ninja que siempre les resultó más que cómodas, aunque siempre corto el largo flequillo no dejaba mostrar su bandana que la identificaba como kunoichi de Amegakure, pero así le gustaba usarlo.
La kunoichi pensaba que estaba perdiendo el tiempo y así lo era, debería estar entrenando y puliendo sus habilidades, aun faltaba mucho tiempo, pero los exámenes de ascenso se acercaban. Ella no era una kunoichi que destaca por su repertorio de técnicas de ataque sumamente destructivas, en cambio, era más de soporte y espionaje por lo cual debía ser muy inteligente y trazar buenas estrategias para poder salir adelante.
Hablo - Pienso - Telepatía