25/04/2017, 21:57
Con el cuidado pertinente, la chica abrió la puerta y deslizó las cosas hasta sacarlas, para una ve fuera proceder a rellenar las estanterías con los productos que tenía a mano fuera del habitáculo. Le tomó su tiempo, pero la chica había concluido con éxito parte de la misión, pero aún le quedaba un buen camino para concluirla con éxito. Las especias y salsas ya las había repuesto, ahora podía pasar a otras de las tantas opciones que aún recorrían su mente. ¿Qué tomaría en ésta ocasión?
De nuevo, la chica subió hasta el almacén, y abrió con cautela la puerta, en pos de que ningún animalejo escapase. Ninguno aguardaba su regreso, pero sí que se habían estado asomando en su ausencia. Un claro reflejo de ojos y sombras moviéndose a gran velocidad crearon un fugaz y efímero teatro, que casi no pudo apreciar. Los ruidos de envases y plásticos moldearse fue lo mas perceptible.
La pelirosa, alzó la voz advirtiendo a las ratas, pese a que éstas podían no entenderla. Quizás eso le importó poco, los gritos le habían servido antes, ¿por qué no ahora?
Comenzó su andanza por el pasillo central del almacén, apartando a su paso con la pierna todo lo que podía estorbar en su labor. Poco a poco, se hizo espacio, pero quizás ésta actitud déspota y destructiva del desorden no gustó a los roedores. Al menos una decena de roedores se asomó por entre los pales que tenía al frente la chica, otra decena recortó las distancias sin miedo a ser vistas por su flanco izquierdo, y aproximadamente veinte mas por su flanco derecho. Algunas incluso mostraban los dientes al emitir su característico habla, amenazantes ante la intrusa. Eran pequeñas, pero realmente eran muchas, y no parecían ahora realmente agradables...
Por otro lado, a su frente, justo al lado derecho de la puerta que se encontraba al final, había un buen lote de herramientas de cocina. Desde cucharones de metal hasta escurridores, por no hablar de cubos y demás. Con ese material quizás podía llenar media estantería mas, pero... debía pasar por ese pasillo de roedores.
Aunque, realmente no debía de hacer caso omiso a que tenía de éstos roedores por ambos flancos también... A simple vista, no habían muchas mas cosas que recoger si no era revolviendo un poco mas por los trastos tanto centrales como finales, el principio ya era caca de rata.
De nuevo, la chica subió hasta el almacén, y abrió con cautela la puerta, en pos de que ningún animalejo escapase. Ninguno aguardaba su regreso, pero sí que se habían estado asomando en su ausencia. Un claro reflejo de ojos y sombras moviéndose a gran velocidad crearon un fugaz y efímero teatro, que casi no pudo apreciar. Los ruidos de envases y plásticos moldearse fue lo mas perceptible.
La pelirosa, alzó la voz advirtiendo a las ratas, pese a que éstas podían no entenderla. Quizás eso le importó poco, los gritos le habían servido antes, ¿por qué no ahora?
Comenzó su andanza por el pasillo central del almacén, apartando a su paso con la pierna todo lo que podía estorbar en su labor. Poco a poco, se hizo espacio, pero quizás ésta actitud déspota y destructiva del desorden no gustó a los roedores. Al menos una decena de roedores se asomó por entre los pales que tenía al frente la chica, otra decena recortó las distancias sin miedo a ser vistas por su flanco izquierdo, y aproximadamente veinte mas por su flanco derecho. Algunas incluso mostraban los dientes al emitir su característico habla, amenazantes ante la intrusa. Eran pequeñas, pero realmente eran muchas, y no parecían ahora realmente agradables...
Por otro lado, a su frente, justo al lado derecho de la puerta que se encontraba al final, había un buen lote de herramientas de cocina. Desde cucharones de metal hasta escurridores, por no hablar de cubos y demás. Con ese material quizás podía llenar media estantería mas, pero... debía pasar por ese pasillo de roedores.
Aunque, realmente no debía de hacer caso omiso a que tenía de éstos roedores por ambos flancos también... A simple vista, no habían muchas mas cosas que recoger si no era revolviendo un poco mas por los trastos tanto centrales como finales, el principio ya era caca de rata.