26/04/2017, 01:43
Yūma asintió, serio. Pasó frente al calvo, caminando con seguridad, demostrando así que conocía de sobra el interior de la casa. Irrumpió en la cocina, a lo que los chicos le dedicaron miradas de sorpresa.
—¡Yūma-sensei!
—¡Yūma-sensei!
Exclamaron al unísono.
Se levantaron de sus sillas y se aproximaron al recién llegado, que extendió sus brazos y se agachó ligeramente. Los pequeños le abrazaron, y él posó las palmas de las manos sobre sus cabellos. Instantes más tarde se separaron. El jōnin se tomó unos momentos de silencio.
—Chicos... Yūma-sensei está aquí porque tiene que daros una mala noticia —dijo, tanteando el terreno— Vuestro papá... ¿cómo decir esto? Vuestro papá peleó muy duro contra los malos, pero él y su equipo no lograron vencer. Vuestro papá... cayó peleando...
Un silencio sepulcral se apoderó de la habitación. Los chavales no reaccionaban, su mente no lograba procesar la fúnebre información que se les había entregado. Necesitaron de un par de minutos para que el efecto de las nuevas se hiciera patente en sus semblantes.
Tanabe retrocedió lentamente, sentándose en la silla de nuevo. Bajó el rostro y sus cabellos lo ensombrecieron. Estaba mudo, pero sus brazos, apoyados sobre sus muslos, temblaban de la fuerza contenida, de la emoción que estaba suprimiendo. Por su parte, Yuki rompió a llorar como si no hubiera mañana. Se pegó al cuerpo de Yūma, hundiendo la cabeza en su estómago, ahogando sus sollozos. El hombre lo abrazó, tratando de consolarlo.
—Yūma-sensei... ¿qué ha pasado, qué...?
El jōnin suspiró.
—Los encontramos a unos 20 kilómetros al norte de aquí. No debería de contaros esto, pero creo que os lo merecéis... la misión del equipo de tu padre era capturar a unos ninjas exiliados. El plan era tenderles una emboscada, pero los renegados les estaban esperando, así que ellos fueron los emboscados...
»No conozco los detalles, yo no estuve allí y no era parte del equipo de búsqueda. Se sospecha que alguien está filtrando información a los exiliados... pero no sabemos quién... Lo siento mucho, Tanabe-chan...
—Mierda... mierda...
—Yo me ocuparé de vosotros, no os faltará de nada. Estoy aquí para vosotros —les dijo a los dos con ternura, para acto seguido mirar a Karamaru—. Gracias por tu trabajo, Karamaru-kun. Ya me ocupo de esto yo, tú ve a presentar tu informe a Yui-sama, ¿ok?