26/04/2017, 22:44
Divisó la mueca de Akame, pero no se achantó, respondió con otra mueca, una de desagrado.
—¿Por qué te hiciste ninja, entonces? —la pregunta le salió casi de forma automática—. Si no quieres trabajo y sangre, en esta profesión hay para aburrir. La vida de un shinobi no se caracteriza por ser precisamente tranquila... O larga.
—Oye, hay un punto medio entre unificar todo el mundo y pasarte la vida realizando misiones de rango D. Solo digo que no me llama la idea de partirme el lomo convirtiéndome en una leyenda o algo así, ¿vale? —sentenció, molesto.
Posicionó sus dos manos, entrelazadas entre sí y abiertas, sobre la retaguardia de su cabeza, acomodándose.
—Quizás este guerrero tenía razón. ¿Qué otro modo habría de lograr la paz? —y, rápidamente, añadió—. Y me refiero a una paz de verdad, duradera... Sin tensiones diplomáticas ni señores pagando grandes sumas de dinero por liquidar al vecino.
—Quién sabe... es cierto que los humanos somos... complicados. Quizás la paz con la que soñaba el Ralexion de la leyenda tampoco habría sido real incluso aunque la hubiera conseguido. Conspiraciones, disidentes... hay que tener en cuenta muchas cosas.
—¿Por qué te hiciste ninja, entonces? —la pregunta le salió casi de forma automática—. Si no quieres trabajo y sangre, en esta profesión hay para aburrir. La vida de un shinobi no se caracteriza por ser precisamente tranquila... O larga.
—Oye, hay un punto medio entre unificar todo el mundo y pasarte la vida realizando misiones de rango D. Solo digo que no me llama la idea de partirme el lomo convirtiéndome en una leyenda o algo así, ¿vale? —sentenció, molesto.
Posicionó sus dos manos, entrelazadas entre sí y abiertas, sobre la retaguardia de su cabeza, acomodándose.
—Quizás este guerrero tenía razón. ¿Qué otro modo habría de lograr la paz? —y, rápidamente, añadió—. Y me refiero a una paz de verdad, duradera... Sin tensiones diplomáticas ni señores pagando grandes sumas de dinero por liquidar al vecino.
—Quién sabe... es cierto que los humanos somos... complicados. Quizás la paz con la que soñaba el Ralexion de la leyenda tampoco habría sido real incluso aunque la hubiera conseguido. Conspiraciones, disidentes... hay que tener en cuenta muchas cosas.