26/04/2017, 22:54
Akame sonrió, mitad conciliador, mitad burlón. Su compañero Ralexion era sin duda un chico peculiar; como el gran guerrero de la leyenda, pero a su propia manera. Un gennin que se estresaba realizando misiones de rango D y no parecía tener ninguna aspiración más allá de... Bueno, pasar el día. La diferencia entre ellos dos era tan patente, tan abismal, que cuando Akame se dio cuenta no pudo contener una carcajada sincera.
—Claro, Ralexion-kun.
Echó la cabeza hacia atrás de nuevo y cerró los ojos mientras su compañero valoraba la para nada banal afirmación que él había hecho. «Sí, supongo que "complicado" es una forma de definirlo», se dijo para sí el más mayor de los dos Uchiha. Pese a todo, había razón en sus palabras; y es que, ¿acaso se podía lograr una paz como aquella de la que hablaban? ¿La paz que el antiguo Uchiha Ralexion había querido para Oonindo?
—Sí, tienes razón —concedió Akame—. No creo que esa paz exista. Sólo un soñador podría perseguir algo así.
De repente, los chicos pudieron oír el característico sonido de la puerta corredera de las termas al abrirse. Akame se incorporó ligeramente, sacando el torso del agua completamente. Se encontró con la figura de Mugiwara Shigeru, que se acercó a ellos exhibiendo aquella característica sonrisa de hiena desdentada.
—¡Mis queridos clientes! No, qué digo, ¡señores clientes, hihihi! —les saludó—. ¿Están disfrutando de las termas? ¿Todo está de su agrado? —añadió, con una reverencia tan torpe que habría hecho enrojecer hasta a una prostituta novicia.
—Claro, Ralexion-kun.
Echó la cabeza hacia atrás de nuevo y cerró los ojos mientras su compañero valoraba la para nada banal afirmación que él había hecho. «Sí, supongo que "complicado" es una forma de definirlo», se dijo para sí el más mayor de los dos Uchiha. Pese a todo, había razón en sus palabras; y es que, ¿acaso se podía lograr una paz como aquella de la que hablaban? ¿La paz que el antiguo Uchiha Ralexion había querido para Oonindo?
—Sí, tienes razón —concedió Akame—. No creo que esa paz exista. Sólo un soñador podría perseguir algo así.
De repente, los chicos pudieron oír el característico sonido de la puerta corredera de las termas al abrirse. Akame se incorporó ligeramente, sacando el torso del agua completamente. Se encontró con la figura de Mugiwara Shigeru, que se acercó a ellos exhibiendo aquella característica sonrisa de hiena desdentada.
—¡Mis queridos clientes! No, qué digo, ¡señores clientes, hihihi! —les saludó—. ¿Están disfrutando de las termas? ¿Todo está de su agrado? —añadió, con una reverencia tan torpe que habría hecho enrojecer hasta a una prostituta novicia.