19/06/2015, 22:19
El chico, ensimismado, continuó su andar. Comenzó a adentrarse a duras penas en la urbe, cuando de pronto, alguien llamó su atención. Entre todos los allí presentes, ni por asomo el rubio se llegó a dar por aludido. ¿A quién iba a conocer allí? No conocía de nada a ese chico que reposaba con una pose algo mafiosa en el banco, aunque su mirada se fijaba en él. El rubio paró su paso, y miró hacia detrás suya. Observó apenas unos segundos, y allí no vio a nadie que contestase a ese joven. Fue entonces que volvió su mirada, alzó una ceja, y se señaló a sí mismo.
— ¿Te refieres a mi? — Preguntó de manera retórica, pues la vista de ese chic aún se fijaba en él. — Si, vengo solo desde Kusagakure. —
Parado casi a mitad del tránsito principal de la calle, no tardaron en darle un empujón. El chico se movió un poco, se llevó las manos a los costados, e hizo una pequeña reverencia. Se disculpaba ante el señor que bruscamente le había movido, pese a haber sido agredido. Pensado bien, estaba estorbando ahí. Había sido su culpa.
— Lo siento... —
Rápidamente se movió, acercándose un poco a ese chico de cabellera tan oscura como una noche de invierno. Fue entonces que se dio cuenta. Sobre la frente del chico, una clara banda metálica hacía referencia a Uzushiogakure. Se trataba de un shinobi del remolino. ¿Qué hacía allí? ¿Y por qué ese interés en si viajaba solo o no el de Kusa? Indispuesto a quedarse con la incógnita en la cabeza, el chico se dispuso a resolver toda duda de la manera mas obvia, preguntando.
— ¿Por qué preguntas si viajo solo? Tampoco es tan raro hoy día... —
Dicho eso, se mantuvo a la espera de una posible respuesta. No es que realmente llamase toda su atención, pero sentía algo de curiosidad.
— ¿Te refieres a mi? — Preguntó de manera retórica, pues la vista de ese chic aún se fijaba en él. — Si, vengo solo desde Kusagakure. —
Parado casi a mitad del tránsito principal de la calle, no tardaron en darle un empujón. El chico se movió un poco, se llevó las manos a los costados, e hizo una pequeña reverencia. Se disculpaba ante el señor que bruscamente le había movido, pese a haber sido agredido. Pensado bien, estaba estorbando ahí. Había sido su culpa.
— Lo siento... —
Rápidamente se movió, acercándose un poco a ese chico de cabellera tan oscura como una noche de invierno. Fue entonces que se dio cuenta. Sobre la frente del chico, una clara banda metálica hacía referencia a Uzushiogakure. Se trataba de un shinobi del remolino. ¿Qué hacía allí? ¿Y por qué ese interés en si viajaba solo o no el de Kusa? Indispuesto a quedarse con la incógnita en la cabeza, el chico se dispuso a resolver toda duda de la manera mas obvia, preguntando.
— ¿Por qué preguntas si viajo solo? Tampoco es tan raro hoy día... —
Dicho eso, se mantuvo a la espera de una posible respuesta. No es que realmente llamase toda su atención, pero sentía algo de curiosidad.