28/04/2017, 15:04
En todo Onindo existían ciertos objetos poderosos, armas legendarias que solo guerreros dignos probados en batalla serían capaces de poseer. Un arco mágico que no fallaría su objetivo nunca o una espada que podría cortar cualquier cosa, pero sin duda alguna la respuesta de la pelirroja fue mas cortante que eso. Pasó totalmente de Mogura.
Bueno...
Realmente no esperaba ese tipo de respuesta. La kunoichi vestida como una princesa sin embargo parecía tener cierta educación digna de una persona de la realeza. Aunque no dejó escapar palabras de sus labios si le extendió una nota, con muy bella caligrafía, cosa que el joven médico apreciaba muchísimo.
≫¡Saludos! No del todo. Mi compañera necesita encontrar el camino a Tane-Shigai, en el País del Bosque. ¿Podrías ayudarnos?
Tane-Shigai, el hogar del señor feudal del País del Bosque. Él nunca había estado en aquel lugar pero si había tenido oportunidad de leer un poco sobre ese sitio.
¿Está perdida?
Pensó Mogura deduciendo rápidamente el estado en el que se encontraba la pelirroja. ¿Sería esa también una de las razones para su seca actitud?
Mientras pensaba en que clase de respuesta debía darle a la chica de melena plateada, esta juntó de la nieve derretida una careta, con forma de calavera, su reacción era más que clara. No parecía haber maldad en sus acciones pues había tenido la gentileza de devolverle su posesión a su deducible dueña.
El joven de cabello azabache dio unos pasos en dirección al par de kunoichi y se detuvo a una distancia que se consideraría educada, dándoles espacio para que respiren, huyan o desenvainen una espada si así lo quisieran.
Kunoichi de Kusagakure.
Dijo refiriéndose a ambas.
Mi nombre es Manase Mogura, shinobi de Amegakure. Permitanme brindarle la ayuda necesaria para encontrar el camino a su destino.
Acompañando sus palabras, presentación y decisión, realizó una formal reverencia con la cual sin duda alguna, Taeko estaría familiarizada. Atendía a las normas de etiqueta con bastante dedicación y aquella no iba a ser la excepción.
Bueno...
Realmente no esperaba ese tipo de respuesta. La kunoichi vestida como una princesa sin embargo parecía tener cierta educación digna de una persona de la realeza. Aunque no dejó escapar palabras de sus labios si le extendió una nota, con muy bella caligrafía, cosa que el joven médico apreciaba muchísimo.
≫¡Saludos! No del todo. Mi compañera necesita encontrar el camino a Tane-Shigai, en el País del Bosque. ¿Podrías ayudarnos?
Tane-Shigai, el hogar del señor feudal del País del Bosque. Él nunca había estado en aquel lugar pero si había tenido oportunidad de leer un poco sobre ese sitio.
¿Está perdida?
Pensó Mogura deduciendo rápidamente el estado en el que se encontraba la pelirroja. ¿Sería esa también una de las razones para su seca actitud?
Mientras pensaba en que clase de respuesta debía darle a la chica de melena plateada, esta juntó de la nieve derretida una careta, con forma de calavera, su reacción era más que clara. No parecía haber maldad en sus acciones pues había tenido la gentileza de devolverle su posesión a su deducible dueña.
El joven de cabello azabache dio unos pasos en dirección al par de kunoichi y se detuvo a una distancia que se consideraría educada, dándoles espacio para que respiren, huyan o desenvainen una espada si así lo quisieran.
Kunoichi de Kusagakure.
Dijo refiriéndose a ambas.
Mi nombre es Manase Mogura, shinobi de Amegakure. Permitanme brindarle la ayuda necesaria para encontrar el camino a su destino.
Acompañando sus palabras, presentación y decisión, realizó una formal reverencia con la cual sin duda alguna, Taeko estaría familiarizada. Atendía a las normas de etiqueta con bastante dedicación y aquella no iba a ser la excepción.
Hablo - Pienso