28/04/2017, 17:51
Los dos shinobi estaban empezando a perder la paciencia, e incluso tras la niebla de su desesperación, Shigeru se había dado cuenta. En un último intento por ganarse la colaboración de los chicos les había ofrecido una gran suma de dinero —más del que podían llegar a ganar en varios meses, aunque eso el propietario de los baños no lo sabía—, pero ni con esas iba a salirse con la suya.
El pequeño discurso sobre administración de empresas que Ralexion había dado era convincente, y Akame no necesitaba mucha experiencia en un negocio para intuir que Shigeru buscaba más venganza personal que beneficio propio.
—¡Pero... Pero vosotros sois ninjas! ¿No? Hacéis este tipo de cosas. Proteger un negocio.
—Shigeru-kun, ya ha oído a mi compañero. Debería olvidarse de esto —le instó Akame, calmado como siempre pero manteniendo un gesto de seriedad.
—¡Pero vamos! ¡Esto sería lo mismo si solicito una misión a vuestra Aldea! ¿No lo veis? —el propietario volvió a agitar el fajo de billetes que sostenía con la mano diestra—. Sólo estamos... Eh... Eliminando al intermediario. ¡Más para vosotros! ¡Y, además, pase gratis para las termas durante todo un año! ¡Qué digo, dos años!
El Uchiha estaba empezando a cansarse de las insistencias de aquel tipo, de modo que simplemente salió del agua. Con tranquilidad buscó su toalla, que se anudó luego en torno a la cintura. Lanzó una última mirada a Ralexion antes de encaminarse hacia los vestuarios; ya había tenido suficiente, y estaba claro que con aquel dueño pelmazo dándole la tabarra no iba a encontrar paz alguna en aquellas termas.
Shigeru, por su parte, lanzó una última mirada implorante al más joven de los muchachos.
El pequeño discurso sobre administración de empresas que Ralexion había dado era convincente, y Akame no necesitaba mucha experiencia en un negocio para intuir que Shigeru buscaba más venganza personal que beneficio propio.
—¡Pero... Pero vosotros sois ninjas! ¿No? Hacéis este tipo de cosas. Proteger un negocio.
—Shigeru-kun, ya ha oído a mi compañero. Debería olvidarse de esto —le instó Akame, calmado como siempre pero manteniendo un gesto de seriedad.
—¡Pero vamos! ¡Esto sería lo mismo si solicito una misión a vuestra Aldea! ¿No lo veis? —el propietario volvió a agitar el fajo de billetes que sostenía con la mano diestra—. Sólo estamos... Eh... Eliminando al intermediario. ¡Más para vosotros! ¡Y, además, pase gratis para las termas durante todo un año! ¡Qué digo, dos años!
El Uchiha estaba empezando a cansarse de las insistencias de aquel tipo, de modo que simplemente salió del agua. Con tranquilidad buscó su toalla, que se anudó luego en torno a la cintura. Lanzó una última mirada a Ralexion antes de encaminarse hacia los vestuarios; ya había tenido suficiente, y estaba claro que con aquel dueño pelmazo dándole la tabarra no iba a encontrar paz alguna en aquellas termas.
Shigeru, por su parte, lanzó una última mirada implorante al más joven de los muchachos.