29/04/2017, 00:16
(Última modificación: 29/04/2017, 00:16 por Amedama Daruu.)
—Bueno, mientras traigáis las calabazas enteras me da igual lo que hagáis, ¡pero no pienso pagaros a los dos! ¡Entendéos entre vosotros! —Menudo gilipollas. Ya le había dicho que ha sido por voluntad propia—. Pero me estoy yendo por la tangente... ¿de qué queréis hablar? Estoy muy ocupado, niños ninja.
Ralexion tragó saliva, pero a Daruu se le acumuló una mala leche desde el fondo del estómago que no sabía muy bien por qué le estaba viniendo. Quizás es que no había tenido padre al que enfrentarse nunca, quizás valoraba demasiado la libertad.
—Tuvimos la mala suerte de toparnos con un oso. Logramos espantarlo, pero déjeme que le diga, Kabocha-san tiene grandes dotes físicas. Nos comentó que le gustaría ser un ninja, y quizás...
—¡OLVIDADLO! ¡NO ES NO! ¡MI NIETO NO SE CONVERTIRÁ EN UN NINJA!
Empezaba a notar un calor extraño en las orejas...
—No me ha dejado terminar...
—¡Me da igual! ¡Os he dicho que estaba muy ocupado! ¡No voy a perder el tiempo hablando de tonterías! —dictaminó, furioso— ¡Y tú, Ralexion-kun, todavía tienes calabazas con las que cargar!
Daruu dio un paso al frente. O algo dentro de él le hizo darlo.
—¡Su hijo hará lo que él quiera hacer, no lo que usted quiera que haga! —espetó, furioso—. ¡Usted no tiene ningún tipo de autoridad sobre los sueños de otra persona, quera usted o no! ¡Con todo el respeto, se-señor!
Ralexion tragó saliva, pero a Daruu se le acumuló una mala leche desde el fondo del estómago que no sabía muy bien por qué le estaba viniendo. Quizás es que no había tenido padre al que enfrentarse nunca, quizás valoraba demasiado la libertad.
—Tuvimos la mala suerte de toparnos con un oso. Logramos espantarlo, pero déjeme que le diga, Kabocha-san tiene grandes dotes físicas. Nos comentó que le gustaría ser un ninja, y quizás...
—¡OLVIDADLO! ¡NO ES NO! ¡MI NIETO NO SE CONVERTIRÁ EN UN NINJA!
Empezaba a notar un calor extraño en las orejas...
—No me ha dejado terminar...
—¡Me da igual! ¡Os he dicho que estaba muy ocupado! ¡No voy a perder el tiempo hablando de tonterías! —dictaminó, furioso— ¡Y tú, Ralexion-kun, todavía tienes calabazas con las que cargar!
Daruu dio un paso al frente. O algo dentro de él le hizo darlo.
—¡Su hijo hará lo que él quiera hacer, no lo que usted quiera que haga! —espetó, furioso—. ¡Usted no tiene ningún tipo de autoridad sobre los sueños de otra persona, quera usted o no! ¡Con todo el respeto, se-señor!