29/04/2017, 23:11
El Demonio Blanco había alzado al muchacho por el cuello de la camisa y lo mantenía ante él, a escasos centímetros de su rostro.
—Vamos, despierta… Despierta —sus susurros eran apenas suspiros, como el de una madre tratando de despertar a su retoño—. Dormido no tiene gracia.
Los párpados temblorosos del muchacho se abrieron. Tenía la mirada desenfocada, perdida, como si no entendiera donde estaba, ni lo que estaba ocurriendo. Como el Demonio Blanco no se consideraba un tipo cruel, muy pronto le sacaría de su incertidumbre.
—¿D-dónde…? —la voz del Uchiha apenas era el crujido de una rama al otro lado del bosque. El crepitar del fuego de una hoguera que brillaba en el horizonte—. Shiona… ¿Dónde está…?
La risa del Demonio Blanco interrumpió sus ruegos, eclipsándolos como un trueno haría con los susurros nocturnos.
—No te preocupes por eso. Pronto estarás con ella.
Fue entonces cuando un atisbo de comprensión cruzó el rostro del joven. Él le reconocía. Claro que le reconocía ¿Cómo no iba a hacerlo? Había vivido en su interior tanto tiempo... Más del que hubiese deseado. Mucho más.
—Tú no puedes matarme… —Un hormigueo recorrió la piel del Demonio Blanco—. Salí vivo y cuerdo del Bosque de Azur… —Un hormigueo que se convirtió en picor, como si acabase de caer en un bosque de ortigas—. Maté a tres guardias y sobreviví a ello. No puedes…
¡CRACK!
—¡Yo fui quien te mantuvo vivo en el Bosque de Azur!
¡CRACK!
—¡Yo fui quien te sacó de allí!
¡CRACK!
—¡Y quien mató a tu primer amigo y su hermana! —Crack. Crack. Crack—. ¡Y ahora muere! ¡MUERE! ¡MUERE! ¡MUEEEEEEEREEEE!
Siete. Ocho. Nueve. Diez. Al undécimo cabezazo ya no supo reconocer si le estaba dando a una cara o a un simple amasijo de carne y sangre descompuesto. Tiró el cuerpo al mar, encorvó la espalda hacia atrás y rugió. Y rio. Y volvió a rugir. Y los truenos le devolvían la risa, como un viejo amigo con el que te reencuentras, y el rio todavía más fuerte. Y más alto.
Estaba en casa. Estaba en Oonindo. Y muy pronto deleitaría al resto del mundo con su presencia...
—Vamos, despierta… Despierta —sus susurros eran apenas suspiros, como el de una madre tratando de despertar a su retoño—. Dormido no tiene gracia.
Los párpados temblorosos del muchacho se abrieron. Tenía la mirada desenfocada, perdida, como si no entendiera donde estaba, ni lo que estaba ocurriendo. Como el Demonio Blanco no se consideraba un tipo cruel, muy pronto le sacaría de su incertidumbre.
—¿D-dónde…? —la voz del Uchiha apenas era el crujido de una rama al otro lado del bosque. El crepitar del fuego de una hoguera que brillaba en el horizonte—. Shiona… ¿Dónde está…?
La risa del Demonio Blanco interrumpió sus ruegos, eclipsándolos como un trueno haría con los susurros nocturnos.
—No te preocupes por eso. Pronto estarás con ella.
Fue entonces cuando un atisbo de comprensión cruzó el rostro del joven. Él le reconocía. Claro que le reconocía ¿Cómo no iba a hacerlo? Había vivido en su interior tanto tiempo... Más del que hubiese deseado. Mucho más.
—Tú no puedes matarme… —Un hormigueo recorrió la piel del Demonio Blanco—. Salí vivo y cuerdo del Bosque de Azur… —Un hormigueo que se convirtió en picor, como si acabase de caer en un bosque de ortigas—. Maté a tres guardias y sobreviví a ello. No puedes…
¡CRACK!
—¡Yo fui quien te mantuvo vivo en el Bosque de Azur!
¡CRACK!
—¡Yo fui quien te sacó de allí!
¡CRACK!
—¡Y quien mató a tu primer amigo y su hermana! —Crack. Crack. Crack—. ¡Y ahora muere! ¡MUERE! ¡MUERE! ¡MUEEEEEEEREEEE!
Siete. Ocho. Nueve. Diez. Al undécimo cabezazo ya no supo reconocer si le estaba dando a una cara o a un simple amasijo de carne y sangre descompuesto. Tiró el cuerpo al mar, encorvó la espalda hacia atrás y rugió. Y rio. Y volvió a rugir. Y los truenos le devolvían la risa, como un viejo amigo con el que te reencuentras, y el rio todavía más fuerte. Y más alto.
Estaba en casa. Estaba en Oonindo. Y muy pronto deleitaría al resto del mundo con su presencia...
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado