1/05/2017, 00:38
La supuesta fantasma, en una gran demostración de silenciosa mímica, correspondió o imito el saludo que Kōtetsu acababa de realizar. Este lo recibió con calma, aunque la ausencia de ruido alguno le hacía seguir considerando la posibilidad de estar en presencia de un ser ajeno a la vida… Si, bien pudo alzar su voz y asesinar la quietud de tan desolado paisaje con un “hola”, pero aquello parecía espantosamente inadecuado.
“Se mueve.” Pensó cuando la figura abandono su estado de quietud.
En un principio, la distancia era tan grande y el terreno tan irregular como para impedirle saber si aquel ser se acercaba o alejaba. No paso mucho tiempo hasta que logro confirmar que se trataba de una lenta y trémula aproximación hacia él. Se quedo estático, colaborando para que se cumpliera el inminente encuentro, y para no perder detalle alguno: Sus temores y exaltación respecto a la presencia de un fantasma se iban difuminando en proporción a como moría la distancia entre ambos; pues podía notar que caminaba sin flotar, como su cuerpo era demasiado corpóreo como para ver a través de él y como se tomaba la molestia de evadir los rocosos obstáculos en lugar de atravesarlos.
“¡Una incoherencia si de un fantasma se trata!” sentencio en silenciosa espera.
El tiempo parecía pasar más lento, quizás por la quietud en la espera. Llego un punto en que estuvieron lo suficientemente cerca el uno del otro como para poder distinguir que se trataba de una señorita, que por momentos escapaba de la percepción de sus grises ojos al quedar oculta tras ocasionales nubes de ligero polvo que se atravesaban en su trayectoria.
Cuando el primer contacto se hizo inevitable, el joven de piel morena hizo lo que para él era natural, saludar con una calma mortecina:
—Buenos días, señorita.
“Se mueve.” Pensó cuando la figura abandono su estado de quietud.
En un principio, la distancia era tan grande y el terreno tan irregular como para impedirle saber si aquel ser se acercaba o alejaba. No paso mucho tiempo hasta que logro confirmar que se trataba de una lenta y trémula aproximación hacia él. Se quedo estático, colaborando para que se cumpliera el inminente encuentro, y para no perder detalle alguno: Sus temores y exaltación respecto a la presencia de un fantasma se iban difuminando en proporción a como moría la distancia entre ambos; pues podía notar que caminaba sin flotar, como su cuerpo era demasiado corpóreo como para ver a través de él y como se tomaba la molestia de evadir los rocosos obstáculos en lugar de atravesarlos.
“¡Una incoherencia si de un fantasma se trata!” sentencio en silenciosa espera.
El tiempo parecía pasar más lento, quizás por la quietud en la espera. Llego un punto en que estuvieron lo suficientemente cerca el uno del otro como para poder distinguir que se trataba de una señorita, que por momentos escapaba de la percepción de sus grises ojos al quedar oculta tras ocasionales nubes de ligero polvo que se atravesaban en su trayectoria.
Cuando el primer contacto se hizo inevitable, el joven de piel morena hizo lo que para él era natural, saludar con una calma mortecina:
—Buenos días, señorita.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)