1/05/2017, 04:49
La pelirroja agradeció de mala gana que Taeko le agradeciese el devolver la máscara, pero fue suficiente para la joven, quien le mostró una sonrisa y asintió con firmeza cuando su compatriota le preguntó si era muda. No tenía ningún complejo aceptándolo, pues ya se había acostumbrado a tal discapacidad.
El chico del paraguas se acercó un poco más, sin meterse en sus espacios personales, y se presentó muy educadamente. La pelirroja, en cambio, solo le espetó su nombre, sin ceremonia alguna.
”¡Qué curioso! Estar acompañada de una persona apática como Ritsuko y de otra tan propia como Mogura” pensó la peliplateada mientras escribía otra nota. ”¡Y qué vergüenza ser la última en presentarse!”
Enseñó su nota a ambos, donde se podía leer en amplios pero no menos agraciados trazos:
≫Kikazura Taeko. Mucho gusto.
Acto seguido devolvió la reverencia al shinobi de Amegakure y le ofreció una a la de Kusagakure. Estaba a punto de escribirle a Ritsuko que eso le había pedido a Mogura, cuando una fría brisa la interrumpió. Pequeñas partículas brillantes comenzaron a bailar en el aire.
Una enorme sonrisa infló las enrojecidas mejillas de Taeko. Si bien había visto nieve en el camino, no la había visto caer del cielo.
”¿Esto mismo vieron tú y papá?” preguntó mentalmente a su madre, a miles de kilómetros de distancia.
Ritsuko dijo que era mejor charlar cuando estuviesen protegidos de la nieve, a lo que la peliplateada asintió. Podían estar de acuerdo en algo, lo que alegró a la chica.
”No debo de perder la paciencia. Cualquiera se estresaría al perderse…”
Escribió una nota a Mogura.
≫Hay que resguardarnos por el momento. ¿Nos indicarías alguna posada, por favor?
El tono del moreno era bastante formal, y quería mantenerse en su nivel de cortesía. Taeko notó que Ritsuko se abrazaba por el frío, y entendió que le urgía más que a ella encontrar un refugio. Pensó en sacar alguna prenda de su mochila para echársela encima a la pelirroja, pero algo la detuvo, y no hizo más que esperar a que Mogura les indicara el camino.
El chico del paraguas se acercó un poco más, sin meterse en sus espacios personales, y se presentó muy educadamente. La pelirroja, en cambio, solo le espetó su nombre, sin ceremonia alguna.
”¡Qué curioso! Estar acompañada de una persona apática como Ritsuko y de otra tan propia como Mogura” pensó la peliplateada mientras escribía otra nota. ”¡Y qué vergüenza ser la última en presentarse!”
Enseñó su nota a ambos, donde se podía leer en amplios pero no menos agraciados trazos:
≫Kikazura Taeko. Mucho gusto.
Acto seguido devolvió la reverencia al shinobi de Amegakure y le ofreció una a la de Kusagakure. Estaba a punto de escribirle a Ritsuko que eso le había pedido a Mogura, cuando una fría brisa la interrumpió. Pequeñas partículas brillantes comenzaron a bailar en el aire.
Una enorme sonrisa infló las enrojecidas mejillas de Taeko. Si bien había visto nieve en el camino, no la había visto caer del cielo.
”¿Esto mismo vieron tú y papá?” preguntó mentalmente a su madre, a miles de kilómetros de distancia.
Ritsuko dijo que era mejor charlar cuando estuviesen protegidos de la nieve, a lo que la peliplateada asintió. Podían estar de acuerdo en algo, lo que alegró a la chica.
”No debo de perder la paciencia. Cualquiera se estresaría al perderse…”
Escribió una nota a Mogura.
≫Hay que resguardarnos por el momento. ¿Nos indicarías alguna posada, por favor?
El tono del moreno era bastante formal, y quería mantenerse en su nivel de cortesía. Taeko notó que Ritsuko se abrazaba por el frío, y entendió que le urgía más que a ella encontrar un refugio. Pensó en sacar alguna prenda de su mochila para echársela encima a la pelirroja, pero algo la detuvo, y no hizo más que esperar a que Mogura les indicara el camino.
SILENCE
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
¡Visita El rincón de traducción de Taekūran!
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
¡Visita El rincón de traducción de Taekūran!