1/05/2017, 21:33
La chica aguardó mientras la nube de polvo descendía, cosa que no tardó demasiado, y tras su encontronazo con las ratas, avistó algo que le cundía mas prisa que dar rienda suelta a su irrevocable ira contra los roedores —su misión— con lo cuál, atinó a correr hacia la mercancía, la preciada mercancía. No tardó demasiado en alcanzarla, y en cuanto lo hizo, agarró todo lo que pudo y se apresuró en llevarlo hacia la puerta. Si, volvía a repetir el proceso que anteriormente le había funcionado, y que sin duda le venía dando el resultado deseado. Sin demora, continuó el proceso durante unos cuantos viajes, viajes en los cuales los roedores se cruzaron mas de una vez por sus bajos, haciendo que ésta casi perdiese el equilibrio.
Al fin, terminó de agruparlo todo en la puerta, y como había hecho anteriormente, comenzó a sacar las cosas con ayuda de una lata a modo de separador para mantener la puerta abierta. Obviamente, y mas habiéndolo mencionado la mujer, la chica tuvo sumo cuidado con no dejar pasar a ninguno de éstos redores al exterior. Una vez finalizada la tarea, continuó su trayecto, ahora hasta el piso inferior. En unos cuantos viajes se ventiló el proceso, que ahora terminaba con su colocación en los estantes.
La pelirosa iba rellenando todos los huecos que veía con el material que había conseguido salvar. En mitad del proceso, o quizás algo menos, fue interrumpida de nuevo. La señora se aproximó a ella como un ave rapaz, sin sonido alguno. —Chica. —Inquirió su atención, con tono despojado. —¿Qué ha sido ese ruido de antes? ¿No será que golpeaste a esos engendros diabólicos? ¿o si?
La chica ya había terminado de reponer la primera cara de la estantería, y solo le quedaba completar la otra cara, para la cuál seguramente tenía material suficiente.
Al fin, terminó de agruparlo todo en la puerta, y como había hecho anteriormente, comenzó a sacar las cosas con ayuda de una lata a modo de separador para mantener la puerta abierta. Obviamente, y mas habiéndolo mencionado la mujer, la chica tuvo sumo cuidado con no dejar pasar a ninguno de éstos redores al exterior. Una vez finalizada la tarea, continuó su trayecto, ahora hasta el piso inferior. En unos cuantos viajes se ventiló el proceso, que ahora terminaba con su colocación en los estantes.
La pelirosa iba rellenando todos los huecos que veía con el material que había conseguido salvar. En mitad del proceso, o quizás algo menos, fue interrumpida de nuevo. La señora se aproximó a ella como un ave rapaz, sin sonido alguno. —Chica. —Inquirió su atención, con tono despojado. —¿Qué ha sido ese ruido de antes? ¿No será que golpeaste a esos engendros diabólicos? ¿o si?
La chica ya había terminado de reponer la primera cara de la estantería, y solo le quedaba completar la otra cara, para la cuál seguramente tenía material suficiente.