1/05/2017, 22:11
Izumi no dudó en responder a la mujer, informando que esos roedores habían hecho caer el último palé en pie del almacén. Así mismo, también informó de que había conseguido salvar justo a tiempo los productos necesarios para completar el encargo de reponer las baldas de las 3 estanterías con éxito. La mujer se llevó el dorso de la mano a la frente, en un gesto digno de obra teatral.
—Dios mio... ésos engendros del infierno van a acabar con mi vida. Solo espero que los exterminadores no tarden demasiado...
De pronto, de entre los productos que había sacado la chica por últimas, una pequeña rata salió corriendo despavorida. Pero su carrera no duró demasiado, ipso facto, la mujer clavó el tacón de su zapato en plena cabeza del animal, con una puntería y severidad abrumadora. Incluso retorció el talón, en un acto de sentencia, tras el cuál alzó de nuevo el zapato para dejar ahí muerto al pobre animal.
De nuevo, se llevó la mano a la frente, como afligida por el sufrimiento. —Aaay... que desmesurado castigo sobre mis hombros...
La mujer se quejó mientras se alejaba lentamente, dejando con su pierna derecha un pequeño reguero de sangre. Tomó un cubo con una fregona que tenía bien preparado para limpiar el suelo, y acudió hasta la cercanía de la kunoichi para limpiar el estropicio. Para ese entonces la chica seguramente habría terminado, y con ello su misión.
—Chica, muchas gracias por tu labor. Informaré a tus superiores de que cumpliste la misión con total éxito. —Informó con total calma, totalmente repuesta de lo que iba aquejándose segundos antes.
¿Sería bipolar?
—Dios mio... ésos engendros del infierno van a acabar con mi vida. Solo espero que los exterminadores no tarden demasiado...
De pronto, de entre los productos que había sacado la chica por últimas, una pequeña rata salió corriendo despavorida. Pero su carrera no duró demasiado, ipso facto, la mujer clavó el tacón de su zapato en plena cabeza del animal, con una puntería y severidad abrumadora. Incluso retorció el talón, en un acto de sentencia, tras el cuál alzó de nuevo el zapato para dejar ahí muerto al pobre animal.
De nuevo, se llevó la mano a la frente, como afligida por el sufrimiento. —Aaay... que desmesurado castigo sobre mis hombros...
La mujer se quejó mientras se alejaba lentamente, dejando con su pierna derecha un pequeño reguero de sangre. Tomó un cubo con una fregona que tenía bien preparado para limpiar el suelo, y acudió hasta la cercanía de la kunoichi para limpiar el estropicio. Para ese entonces la chica seguramente habría terminado, y con ello su misión.
—Chica, muchas gracias por tu labor. Informaré a tus superiores de que cumpliste la misión con total éxito. —Informó con total calma, totalmente repuesta de lo que iba aquejándose segundos antes.
¿Sería bipolar?